Hasta una quinta parte de las emisiones de CO2 mundiales se deben a la tala indiscriminada de árboles. Ésta, a la vez que empobrece el suelo y lo deja desprotegido ante la erosión y la evaporación del agua, contribuye aún más al cambio climático. Al aumentar las sequías y la presión humana sobre el manto forestal, éste se ve en peligro.
Debido al cambio climático se espera un aumento en las sequías y en los incendios. En muchos casos los incendios están asociados a la deforestación, cuyo efecto acelerador sobre la desertificación es conocido. A menudo, la tala es debida a la búsqueda de suelos para implementar monocultivos intensivos altamente demandantes en energía, agua, abonos derivados del petróleo y tóxicos que contaminan las aguas subterráneas y superficiales.
La pérdida de los bosques y de las especies afectará a la vida de todos con costes económicos desproporcionados en los países pobres y en vías de desarrollo.
Greenpeace pide que se inicie urgentemente una lucha seria a escala internacional para detener la deforestación causada por la extracción irresponsable de recursos forestales y la quema de bosques primarios par introducir ganadería y cultivos como la soja, destinada en gran medida a la alimentación animal de los países industrializados.
La organización además pide que no se utilicen los sumideros de carbono como medio para contabilizar reducciones de emisiones de CO2 en los mecanismos del Protocolo de Kioto. No hay evidencias científicas de que estos gases capturados por la masa vegetal no puedan fácilmente volver a la atmósfera – a causa de incendios, descomposición natural o cosecha de madera para quemar -.
Debido al cambio climático se espera un aumento en las sequías y en los incendios. En muchos casos los incendios están asociados a la deforestación, cuyo efecto acelerador sobre la desertificación es conocido. A menudo, la tala es debida a la búsqueda de suelos para implementar monocultivos intensivos altamente demandantes en energía, agua, abonos derivados del petróleo y tóxicos que contaminan las aguas subterráneas y superficiales.
La pérdida de los bosques y de las especies afectará a la vida de todos con costes económicos desproporcionados en los países pobres y en vías de desarrollo.
Greenpeace pide que se inicie urgentemente una lucha seria a escala internacional para detener la deforestación causada por la extracción irresponsable de recursos forestales y la quema de bosques primarios par introducir ganadería y cultivos como la soja, destinada en gran medida a la alimentación animal de los países industrializados.
La organización además pide que no se utilicen los sumideros de carbono como medio para contabilizar reducciones de emisiones de CO2 en los mecanismos del Protocolo de Kioto. No hay evidencias científicas de que estos gases capturados por la masa vegetal no puedan fácilmente volver a la atmósfera – a causa de incendios, descomposición natural o cosecha de madera para quemar -.
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