19 noviembre 2019

Alarmante informe: la crisis climática es la mayor amenaza para los niños

La principal amenaza para la salud de los niños por nacer es la crisis climática. El impacto que el calentamiento global del planeta generará en el ambiente preocupa a los investigadores y científicos, especialmente por los efectos que puede tener en los chicos. Así lo advierte un informe publicado esta semana en la revista internacional The Lancet, que asegura que un niño que nazca hoy podría llegar a vivir en un mundo cuatro grados más cálido que el promedio preindustrial.
El calentamiento global afectará a su salud “desde la infancia y la adolescencia hasta la edad adulta y la vejez”, advierte el artículo. “En todo el mundo, los niños se encuentran entre los más afectados por el cambio climático”, asegura. El estudio toma las conclusiones de la revisión anual que un grupo de expertos de 35 instituciones científicas y agencias de Naciones Unidas realiza desde 2015.
Estos especialistas, agrupados bajo la iniciativa Lancet Countdown, monitorean 41 indicadores de impacto de la crisis climática, especialmente en la salud. Jaime Martínez-Urtaza, experto en seguridad alimentaria y epidemiología en el Centro de Estudios para el Medio Ambiente, la Pesca y la Acuicultura del Reino Unido, destacó, en declaraciones a EFE, la necesidad de que los impactos del cambio climático en la salud sean una de las líneas prioritarias en la próxima conferencia de Naciones Unidas (COP25), que se va a celebrar en Madrid, del 2 al 13 del mes próximo.
Para él, la comunidad internacional ha avanzado mucho en el diseño de estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero la atención sobre cómo adaptarse a los cambios y cómo generar estrategias de resistencia “no han sido totalmente abordados y necesitan una atención inmediata”.
El estudio de The Lancet advierte sobre las graves repercusiones sanitarias del cambio climático “a menos que el mundo cumpla con las metas del Acuerdo de París para limitar el calentamiento por debajo de los 2 grados”, y señala que durante el último año los impactos de la crisis han sido “más claros que nunca”.

A lo largo de la adolescencia, el impacto de la contaminación del aire empeorará
A lo largo de la adolescencia, el impacto de la contaminación del aire empeorará
Entre esos impactos, el informe cita las temperaturas más altas registradas hasta ahora en Europa occidental, los incendios forestales en Siberia, Queensland (Australia) o California, y que como consecuencia de ellos la población sufrió más asma, más infecciones respiratorias o una mayor insolación.
Los fenómenos meteorológicos extremos se intensificarán durante la vida adulta. Un total de 152 países de 196 experimentaron un aumento de las personas expuestas a incendios incontrolados desde 2001-2004, y el número de personas de más de 65 años expuestas a olas de calor alcanzó la cifra récord de 220 millones más en 2018 que en el 2000, 63 millones más que en 2017.
Hugh Montgomery, copresidente de Lancet Countdown y director del Instituto de Salud Humana del University College de Londres, sostiene en el artículo: “Los lactantes suelen ser los más afectados por los efectos potencialmente permanentes de la desnutrición”, recuerda el artículo. “Esta situación empeorará dramáticamente en los próximos años debido a los fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones, sequías, incendios, el aumento del nivel del mar y la intrusión de agua salada”, añade Montgomery.
Es que, según la investigación, a medida que aumentan las temperaturas, los lactantes sufrirán las peores consecuencias de la malnutrición y la subida de precios de los alimentos: el potencial de rendimiento medio del maíz (-3%), el trigo de invierno (-4%), la soja (-3%) y el arroz (-2%) han disminuido en los últimos 30 años.
“Los niños son especialmente vulnerables a los riesgos sanitarios del cambio climático. Sus cuerpos y sistemas inmunitarios aún están en proceso de desarrollo, por lo que son más susceptibles a enfermedades y contaminantes medioambientales”, dijo Dr Nick Watts, Director Ejecutivo de Lancet Countdown. “Los daños ocurridos en la primera infancia son persistentes y generalizados, y sus repercusiones sanitarias duran toda una vida. Si todos los países no llevan a cabo una actuación drástica para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los avances logrados en el bienestar y la esperanza de vida se verán comprometidos, y el cambio climático será lo que define la salud de toda una generación”, agregó.
Los niños también serán los que más sufran debido al aumento de las enfermedades infecciosas. El 2018 fue el segundo año con las condiciones climáticas más adecuadas registradas para la propagación de las bacterias que causan gran parte de las enfermedades diarreicas a nivel mundial.
Las “nuevas” condiciones climáticas son propicias para que se expandan las bacterias que causan las enfermedades diarreicas, para que aumenten los brotes de cólera en países donde la enfermedad no es frecuente, o para que se propaguen más rápidamente enfermedades como el dengue.

El número de personas de más de 65 años expuestas a olas de calor alcanzó la cifra récord de 220 millones más en 2018 que en el 2000 (Photo by Damien MEYER / AFP)
El número de personas de más de 65 años expuestas a olas de calor alcanzó la cifra récord de 220 millones más en 2018 que en el 2000 (Photo by Damien MEYER / AFP)
A lo largo de la adolescencia, el impacto de la contaminación del aire empeorará. La contaminación del aire también crece, lo que provoca una reducción de la función pulmonar, un empeoramiento del asma y otras enfermedades respiratorias e incrementa el riesgo de infartos de miocardio y apoplejías, con el consiguiente aumento de los gastos sanitarios para atender esas enfermedades.
Las muertes prematuras debido a la contaminación del aire exterior (PM2.5) se estabilizaron en 2,9 millones en todo el mundo en 2016 (más de 440 000 a causa del carbón) y el suministro de energía mundial total procedente del carbón aumentó en un 1,7 % entre 2016 y 2018, una subida que invirtió una tendencia descendente.
Estamos a tiempo
Si las actuaciones mundiales se ajustan a la ambición del Acuerdo de París, que limita el calentamiento del planeta a muy por debajo de 2° C, un niño que nazca hoy en el Reino Unido podría ver el fin de la utilización del carbón antes de su sexto cumpleaños, y el crecimiento de la energía solar y eólica tendría como resultado un aire más limpio en todo el país.
En Francia, los últimos vehículos de gasolina y diésel se venderán antes de que cumpla 21 años, y las rutas para ciclistas y zonas verdes contribuirán a ciudades más saludables y habitables. Antes de su 31 cumpleaños, un niño que nazca hoy verá al mundo alcanzar un nivel cero neto de emisiones, lo que garantizará un futuro más sano para las generaciones venideras gracias a un aire más limpio, agua para consumo más segura y alimentos más nutritivos.
“El camino que elija el mundo hoy afectará de manera irreversible al futuro de nuestros hijos”, dijo la coautora Stella Hartinger, de la Universidad Cayetano Heredia, Perú. “Debemos escuchar a los millones de jóvenes que han liderando la ola de huelgas escolares pidiendo una actuación urgente. Es necesario el trabajo de los 7500 millones de personas vivas hoy en día para garantizar que la salud de un niño que nazca hoy no esté definida por el cambio climático”.
A pesar de la magnitud del reto, el informe ofrece algunos motivos para un prudente optimismo: el crecimiento de la energía renovable supuso un 45% del crecimiento total en la producción de electricidad en 2018 (un 27 % procedente de la energía solar); mientras que la utilización de la electricidad como combustible para el transporte por carretera creció un 21 % a nivel mundial entre 2015 y 2016; y la electricidad con baja emisión de carbono supuso un tercio de la producción total de electricidad en 2016.

15 junio 2019

Cambio climático amenaza a la biota de todos los océanos

Foto: Orlando. PIRO4D. Si las emisiones contaminantes no cambian, el calentamiento global podría provocar a finales de este siglo la desaparición de hasta el 17 % de la biomasa animal marina global, que representa el peso total de animales marinos, como peces, invertebrados y mamíferos.

Sin embargo, aunque disminuyesen las emisiones, la biomasa inevitablemente se reduciría un 5%, según una investigación en la que han participado 35 investigadores de doce países, entre ellos España, publicada en la revista PNAS.

La investigación ha realizado una evaluación de los efectos del cambio climático en los océanos utilizando una combinación de múltiples modelos climáticos y de ecosistemas.

Este estudio revela que la biomasa animal marina global  disminuirá en todos los escenarios de emisión, a consecuencia, en gran medida, del aumento de la temperatura y la disminución de la producción primaria.

Añade que el alcance de las pérdidas proyectadas puede verse limitado si se reducen las emisiones: la disminución de la biomasa sería de un 5% en un escenario de mitigación fuerte, pero podría llegar a un 17% si la velocidad de emisiones no desciende de aquí  a finales del siglo XXI.

El análisis también sugiere que los impactos del cambio climático podrían ser más graves en niveles más altos de la red alimentaria, lo que significa que la biomasa de peces y mamíferos marinos podría sufrir disminuciones mayores en comparación con el fitoplancton.

Este proceso se denomina "amplificación trófica" y describe la particular vulnerabilidad de animales como los peces grandes en los extremos superiores de las cadenas alimenticias marinas.

Peor en los trópicos

"Nuestros hallazgos sugieren que los animales marinos de mayor tamaño, muchos de los cuales ya son motivo de preocupación para la conservación, podrían mostrar una vulnerabilidad particular a las disminuciones provocadas por el clima, con un efecto dominó del fitoplancton en la cadena alimentaria", explica el coautor Derek Tittensor, del Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del Medio Ambiente de las Naciones Unidas en Cambridge, Reino Unido.

La cartografía de los cambios previstos en los océanos del mundo revela que la biomasa podría disminuir en muchas regiones oceánicas de zonas templadas y tropicales, en las que la población depende en gran medida del suministro de alimentos marinos y en las que la biodiversidad marina ya se ve afectada por los efectos acumulados de la actividad humana.

En estas zonas el cambio climático está creando otra fuente de estrés sobre los ecosistemas marinos y las sociedades humanas por igual.

Por el contrario, muchas regiones polares alrededor del Ártico y la Antártida podrían mostrar aumentos de la biomasa que podrían proporcionar nuevas oportunidades para el uso de los recursos marinos, pero también desafíos para la gestión y conservación marinas, destaca el estudio.

"La síntesis de los resultados de todas las herramientas analíticas de última generación permite llegar a la importante conclusión de que el cambio climático está afectando a la biota marina en todo el océano mundial. Los hallazgos reiteran la necesidad de una fuerte mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar tales impactos", señala el coautor William Cheung, del Instituto para los Océanos y la Pesca de la Universidad de Columbia Británica y autor principal coordinador del Informe Especial del IPCC para los Océanos y la Criosfera en el Cambio Climático.

Cambios proyectados en la biomasa de animales marinos para final del siglo XXI (% de incremento o % de disminución en comparación con el final del siglo XX) bajo dos posibles escenarios de emisiones, según el IPCC: RCP2.6 asume una fuerte reducción de emisiones; RCP8.6 asume que continúan las emisiones como hasta ahora. Fuente: ICM.
Cambios proyectados en la biomasa de animales marinos para final del siglo XXI (% de incremento o % de disminución en comparación con el final del siglo XX) bajo dos posibles escenarios de emisiones, según el IPCC: RCP2.6 asume una fuerte reducción de emisiones; RCP8.6 asume que continúan las emisiones como hasta ahora. Fuente: ICM.
Perspectiva global

"Sabemos que la producción de alimentos en tierra está cada vez más amenazada por los efectos del cambio climático, como el calor extremo y la sequía. Este estudio añade otro capítulo desconcertante a la historia del calentamiento global, al confirmar que el cambio climático provocado por el ser humano también pone en peligro los recursos alimentarios de los océanos”, según  el tambien coautor Jacob Schewe, del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático de Potsdam, Alemania.

Y añade: “En 2015, todas las naciones acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una de ellas es lograr que el hambre sea cero para 2030. Nuestra investigación muestra que esto requerirá no sólo una gestión mucho más cuidadosa de los recursos naturales, sino también una rápida reducción de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero".

Estos resultados ofrecen la perspectiva más completa sobre los posibles cambios ecológicos provocados por el clima en el océano hasta la fecha y pueden ayudar a anticipar los cambios en los valiosos recursos marinos en relación con el cambio climático. Como tal, los resultados pueden servir de base para las negociaciones internacionales en curso sobre el clima y la biodiversidad.

Entre los investigadores se encuentran tres expertos españoles: Manuel Barange, director de la División de Políticas y Recursos de Pesca y Acuicultura (FIA) de la FAO; Marta Coll, científica experta en la modelización de los ecosistemas marinos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM) del CSIC; y Jose A. Fernandes, experto en Big data e inteligencia artificial de AZTI. También ha participado Eric D. Galbraith, matemático canadiense del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

10 abril 2019

La Cumbre sobre el Clima 2019



Energy transition, Climate finance and carbon pricing, Industry transition, Nature-based solutions, Cities and local action, Resilience
Todos sentimos los impactos del cambio climático y las consecuencias reales que están ocasionando en la vida de las personas. El cambio climático altera las economías nacionales, con costes que son elevados en la actualidad y que aumentarán en el futuro. Sin embargo, se está generalizando la creencia de que las soluciones asequibles y ampliables actuales nos permitirán dar un salto hacia economías más limpias y resilientes.
El Acuerdo de París, adoptado en 2015, supuso un paso fundamental para abordar el cambio climático. Estableció un objetivo central de mantener el aumento de la temperatura media mundial de este siglo 2 °C por debajo de los niveles preindustriales y lo más cerca posible de 1,5 °C.
El Acuerdo de París de 2015 marcó un punto de inflexión en la historia. Los líderes de todo el mundo afianzaron un acuerdo nuevo y universal al amparo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Este mes de diciembre en la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP24) en Polonia, los distintos gobiernos deberán establecer las directrices de implementación del Acuerdo de París, de modo que se impulse todo su potencial.
En noviembre de 2018, 184 estados y la Unión Europea se han adherido al Acuerdo, que ha entrado en vigor en tiempo récord.
Me gustaría escuchar cómo vamos a detener el aumento de emisiones antes de 2020 y a reducir drásticamente las emisiones para lograr el objetivo de emisión cero para mediados de siglo.
Los países han diseñado sus propios planes de acción por el clima a nivel nacional en el marco del Acuerdo de París. No obstante, la suma de estos planes no es suficiente para limitar el cambio climático por debajo de los 2 °C. Es fundamental que los países refuercen sus estrategias para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y aumenten la ambición para abordar el cambio climático.
A fin de apoyar los esfuerzos de implementación del Acuerdo de París y aumentar la ambición y la acción por el clima, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, reunirá a los líderes mundiales de los ámbitos gubernamental, financiero, empresarial y civil en la Cumbre sobre el Clima del 23 de septiembre de 2019.
La Cumbre supondrá una oportunidad para que líderes y colaboradores manifiesten una acción por el clima real y muestren su ambición.
La Cumbre del próximo año se celebrará exactamente un año antes de que los países tengan que reforzar sus compromisos climáticos nacionales bajo el Acuerdo de París.
El Secretario General declaró: "Solo será posible con un nivel de ambición significativamente mayor. Por ello, la Cumbre se centrará en áreas que aborden el núcleo del problema, esto es, los sectores que crean la mayor parte de emisiones y las áreas en las que el desarrollo de resiliencia supone una mayor diferencia."
"Me gustaría escuchar cómo vamos a detener el aumento de emisiones antes de 2020 y a reducir drásticamente las emisiones para lograr el objetivo de emisión cero para mediados de siglo".

Científicos contra el cambio climático

Los científicos que estudian el cambio climático están de acuerdo en tres cosas: 1) el clima está cambiando; 2) nosotros somos la principal causa del cambio; 3) las consecuencias son adversas para nuestra sociedad.

La comunidad científica dedica tiempo y esfuerzos a estudiar qué está ocurriendo en nuestro planeta en esta era del Antropoceno: sus hallazgos son valorados, contrastados y validados mediante procedimientos rigurosos, con la finalidad de ofrecer a la sociedad los últimos descubrimientos sobre el tema.

Estos hallazgos deberían servir para que los políticos tomaran las medidas pertinentes, pero hete aquí que los  grupos de presión, activos y poderosos, atacan con todos sus medios los resultados que consigue la comunidad científica.  Y de momento van consiguiendo sus objetivos: la respuesta que se da al problema desde la política es tímida e insuficiente desde todos los puntos de vista.

Los científicos no están preparados - ni deben ocuparse de ello - para enzarzarse en peleas con los grupos de presión, de modo que ante las contundentes respuestas de los negacionistas parece ser que optan por utilizar un "lenguaje calibrado", mesurado y diplomático, para no levantar demasiada povareda.

Pero desde la sociedad civil podemos ayudar a nuestra comunidad científica, divulgando sus hallazgos y presionando desde las redes para que los políticos tomen en serio los peligros que nos acechan y se pongan ¡de una vez! a estudiar cómo implementar medidas para luchar contra la devastación generalizada que está arruinando el planeta.

El Club Nuevo Mundo está centrado en esta tarea, y por eso, además de sus propias actividades, divulga artículos relevantes sobre el tema, como el que publicó recientemente The Conversation titulado "Hablemos claro sobre el cambio climático: las evaluaciones se quedan cortas", que puedes leer aquí.

Netflix muestra el cambio climático en tiempo real...Serie: NUESTRO PLANETA

Es una imagen sorprendente: una morsa que sube un acantilado rocoso. Durante un episodio de Nuestro planeta, la nueva serie documental de Netflix, atestiguamos algo que no debería estar pasando y, según los productores, eso está sucediendo por el cambio climático. Los animales marinos desesperados y expulsados de sus hábitats naturales tratan de adaptarse a las condiciones de otros lugares y, como resultado, terminan muriendo.
Este no es el entorno típico que se ve en los documentales de la naturaleza, pero Nuestro planeta tiene un objetivo distinto. Sus creadores colaboraron con el Fondo Mundial para la Naturaleza (y un equipo de científicos) para retratar la manera en que varios ecosistemas en todo el mundo —desde el Ártico congelado hasta la selva tropical y las aguas costeras— se ven afectados por la actividad de los humanos, y lo que puede hacerse para protegerlos o restaurarlos. "Tratamos de llegar al meollo del problema en cada uno de los grandes hábitats del mundo", dijo Keith Scholey, productor ejecutivo de la serie, "y de ser muy claros sobre los elementos de destrucción y las soluciones".
En una entrevista telefónica con Scholey y Adam Chapman, que produjeron y dirigieron dos episodios de la serie, y, en otra por separado, con Sophie Lanfear, quien produjo y dirigió un episodio, nos compartieron sus experiencias al filmar Nuestro planeta.
¿De qué manera influyeron sus intereses como activistas en la filmación y la producción?
SOPHIE LANFEAR: La única razón por la que me mostré interesada en trabajar en Nuestro planeta es que la conservación es el núcleo de la serie. A menudo es algo de último minuto, dos oraciones de comentarios al final de un episodio. Para mí, se trata de diseñar toda la estructura del documental con un mensaje de conservación, y tener el tipo de secuencias visuales que te muestran, no solo te cuentan, lo que está pasando con el mundo.
ADAM CHAPMAN: Establecimos parámetros rigurosos cuando estábamos decidiendo qué hacer. El más evidente fue que debíamos mostrar los comportamientos animales más dinámicos y nuevos que pudiéramos encontrar. Además, lo más importante era que cada secuencia debía representar una verdad más grande de ese hábitat.
LANFEAR: Por ejemplo, cuando estaba diseñando [el segundo episodio] "Mundos congelados", vi absolutamente todos los documentales relevantes que pude encontrar pero ninguno de ellos contaba la historia del hielo marino. El hielo marino no solo es una masa gigantesca de nada. Es un hábitat donde hay seres vivos. Las algas se alimentan de hielo, el kril se alimenta de algas, y las ballenas y los pingüinos se alimentan de kril. Y cuando se pierde el hielo marino, esa superficie blanca y reflejante en el casco superior de nuestro planeta, perdemos el escudo que nos protege de la energía solar. Así que no solamente es malo para los animales que viven ahí, sino para todos nosotros.
¿Cómo fue ver el impacto del cambio climático en tiempo real?
KEITH SCHOLEY: Creo que la parte que me impactó fue el coral blanqueándose en un tramo de 800 kilómetros de la Gran Barrera de Coral. Adopta un color blanco fantasmagórico cuando cambia la temperatura. Expulsa las algas que viven en el coral. Se ve hermoso, pero después mueren.
CHAPMAN: Para mí, la secuencia que me resultó más emotiva fue el desprendimiento de hielo en Groenlandia, que es la secuencia final del primer episodio. Estuvimos esperando a que el glaciar se desprendiera durante varias semanas, sin suerte. Ya casi estábamos empacando.
LANFEAR: Como que pude ver el borde y pensé: "Creo que esa parece una silueta distinta". Pudimos ver que se estaba moviendo ligeramente, así que preparamos todo el equipo por la noche durante la última hora de luz. Cerca de un tercio del glaciar se desprendió en esa ocasión. Sonaba como una zona de guerra. Como un cañón.
CHAPMAN: Después logramos filmar en el terreno y desde un helicóptero que teníamos preparado. Los veinte minutos que pasamos en el helicóptero probablemente fueron los más emocionantes que he vivido en mi carrera fílmica. Pero después de la euforia de lograr ese objetivo, cuando ves la bahía con un enorme iceberg en medio, te das cuenta de lo que eso significa.
LANFEAR: Podíamos ver a través de parte del hielo marino. Era como cristal. En ese momento te das cuenta. El científico Alun Hubbard ha estudiado los núcleos de hielo en esa sección del glaciar, y es hielo de hace miles y miles de años. Algo que tiene miles de años de existencia, destruido en un segundo. Fue muy aleccionador. Y cuando piensas en el hielo marino que está desapareciendo, puedes imaginar que las morsas son como refugiados. Son refugiados árticos.
Las escenas de las morsas son sorprendentes. Ellas no tienen suficiente hielo, así que escalan zonas rocosas y acantilados. Pero no pueden bajar de los acantilados, así que caen y mueren en consecuencia.
LANFEAR: Las escenas de las morsas fueron las más difíciles que haya tenido que presenciar en mi carrera. Cuando estaba planeando la historia, sabía de los megaéxodos que sucedían en esa región, y elegimos el paraje ruso porque era la agrupación más grande del mundo, más grande que las que ocurren en Alaska y Canadá. Sin embargo, se perdió un poco en la traducción con Anatoly Kochnev, el científico ruso que estudia estos sitios. Hay un viejo video de archivo que tenía en la mente: parecían rollos de salchicha que caían. Me imaginaba que quizá las morsas se caerían, pero que al final estarían bien. No estaba preparada para todas esas muertes.
Lo que creemos que está pasando es que las que están en la cima quizá pueden escuchar a las que están en el agua, y pueden sentir que hay agua abajo. Se tambalean en el borde, y simplemente no saben cómo bajar. Un pequeño grupo de unas seis o siete bajaban sin problemas, y todos celebrábamos. Pero la gran mayoría no puede. Básicamente caminan hasta que se termina la colina. Las morsas están acostumbradas a los aterrizajes suaves y poco profundos. Su percepción de la profundidad no ha evolucionado para lidiar con acantilados ni para saber cómo regresar de donde vinieron. Así que es una situación trágica. Es absolutamente descorazonador.
También se podría argumentar que el problema en los océanos no es el plástico, como generalmente se señala en las series documentales sobre la naturaleza, sino la pesca excesiva.
SCHOLEY: Intentamos descubrir cuál es el gran problema de cada hábitat. El plástico es muy malo, no me malentiendan, pero no destruirá el océano. Las dos cosas que lo destruirán son el calentamiento del océano y la pesca excesiva. Estamos dándole una paliza muy dura al océano. Respecto de la pesca excesiva, en la serie tratamos de explicar que los peces llevan de un lado a otro a los nutrientes. Hacen que el sistema siga funcionando. Así que cuando ya no hay peces, se pierde toda la productividad del océano y todo el sistema colapsa.
La serie presenta muchas soluciones para mostrar cómo pueden recuperarse las poblaciones, como desarrollar reservas marinas para contrarrestar la pesca excesiva y restaurar las junglas donde ahora están en riesgo los orangutanes que han evolucionado para usar herramientas como palos (para encontrar y comer sus alimentos).
SCHOLEY: Lo crucial en la secuencia del orangután era señalar que el bebé debe aprender mucho de su madre. La verdadera tragedia acerca de que se estén extinguiendo los orangutanes es que, si la población salvaje se pierde, se perderá el aprendizaje que la especie ha desarrollado gracias a la evolución. Un animal cautivo jamás podría aprender ese comportamiento complejo sin una madre que haya estado en un entorno salvaje.
Creo que los humanos somos como cualquier otro animal. Intentamos hacer lo mejor que podemos por nuestras familias inmediatas. Eso es completamente natural. Lo extraño de los seres humanos es que debemos averiguar cómo no ser como otros animales. Debemos gestionarnos en lo que respecta a la naturaleza. Lo hacemos muy bien con nuestras sociedades. Administramos nuestras economías muy bien. Pero hemos dado por sentado el mundo natural. La naturaleza era algo que debía superarse, y ahora debemos reconstruirla. Y gran parte de esa misión puede lograrse tan solo dejándola en paz. Solo déjenla en paz, y hallará su camino. No tenemos que esforzarnos mucho. Simplemente tenemos que alejarnos.
Copyright: 2019 New York Times News Service