28 septiembre 2009

"El mar es un yacimiento de energía que apenas se ha explotado aún"

El biólogo destaca la importancia del mar en la mitigación del cambio climático y cree que las firmas españolas pueden jugar un papel destacado en este tipo de energía.

Después de Nueva York, hoy le toca el turno a Bangkok, donde tiene lugar la penúltima reunión antes de la de Copenhague, donde se pretende llegar a un acuerdo post-Kioto. Si bien en la celebrada la pasada semana no se alcanzó ningún compromiso concreto, tampoco se espera ningún milagro para esta, sino que las cumbres están sirviendo para caldear el ambiente hacia las verdaderas resoluciones que han de asumirse en la Cumbre sobre el Cambio Climático que se celebrará en la capital danesa en diciembre.
"El principal obstáculo es que hay muchos países reticentes a hacer sus deberes. Pero Copenhague y a diferencia de Kioto –donde los países en desarrollo no estaban obligados–, todos deben comprometerse", destaca el profesor de Investigación del CSIC, Carlos M. Duarte.
Los últimos dos años han supuesto un trabajo lento de buscar propuestas asequibles para los países en desarrollo. Al final, han emergido dos vías por las que estos territorios asumirán compromisos. Según el biólogo, "a diferencia de los ricos, en los que la energía es el principal factor de gases invernadero, en los países en desarrollo lo es la deforestación –es responsable del 70% en Brasil y, en Chile, de un tercio–. El freno de estas tasas y el progreso de la forestación podrían ser suficientes para equiparar las tasas de los países desarrollados".
El mar como solución
Sin embargo, hay otros países que no pueden forestar su territorio porque tendrían que destruir campos de cultivo. En estos lugares, la estrategia sería similar a la anterior y consistiría en forestar las marismas, las zonas costeras con manglares y recuperar las praderas submarinas; es decir, utilizar los bosques azules que generarán beneficios adicionales –como la protección contra los huracanes–.
"Se trata de hacer trajes a medida de cada país utilizando sumideros naturales para mitigar los gases de efecto invernadero, ya que la solución no puede ser la misma para zonas tan dispares como Estados Unidos, Japón o Birmania. Por fin, el componente marino, que había permanecido un tanto olvidado, sí estará en la foto como opción de mitigación", destaca el experto en ecosistemas marinos.
El mar es el sumidero más importante de CO2 del planeta. Más de la mitad del dióxido de carbono no se encuentra en la atmósfera, sino en el océano. Y es que, "si el papel de la atmósfera es importante, el del mar no lo es menos. El mar es un yacimiento sin explotar de energía que puede aportar energía limpia y renovable a partir de las olas, las corrientes y las diferencias de temperatura", destaca Duarte. Esto, que hasta hace unos años era simple teoría, ya se ha convertido en realidad gracias a la instalación de las primeras plantas piloto.
Sin embargo, estos primeros pasos que se han empezado a dar en el aprovechamiento del mar no son nuevos. Ya los árabes conocían sus beneficios y la empezaron a emplear hace 800 años. Pero en todo este tiempo, apenas se ha desarrollado esa tecnología.
Así, por ejemplo, en Cantabria, Iberdrola instaló el año pasado una boya de 40 vatios en la costa de Santoña y planea colocar nueve más hasta llegar a un megavatio, que pueden dar servicio a entre 1.000 y 1.500 hogares. Ya fuera de nuestras fronteras, Scottish Power –filial de Iberdrola– también está desarrollando este tipo de energía en las costas escocesas.
"La actividad de las empresas españolas, potentes en renovables, ha sido más bien modesta en esta materia", según Duarte, quien asegura que el motivo principal es que se requieren desembolsos importantes en I+D, y nuestras compañías invierten poco en el desarrollo de nuevas tecnologías.
En su opinión, las renovables tienen el oído puesto en escuchar las subvenciones de la UE. Si bien la energía fotovoltaica sí ha tenido subsidios, la marina no ha contado con ellos. "La apuesta por la I+D en la tecnología marina es fundamental, ya que las firmas que primero apuesten por ella tendrán ventajas sobre sus futuros competidores. Nuestras empresas pueden jugar un papel relevante", subraya.
Asimismo, Duarte destaca la acuicultura marina y la desalación como técnicas en las que España está bien posicionada y básicas para el mantenimiento de la sostenibilidad, actualmente en peligro. De hecho, la producción española de acuicultura representa el 3% de la producción mundial y el 25 % de la europea. "No podemos enfriar el planeta, pero aún estamos a tiempo de controlar el alcance de los cambios", concluye.
Un nombre propio en el estudio de los ecosistemas acuáticos
Carlos M. Duarte es profesor de Investigación del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea). Licenciado en Biología Ambiental, su trayectoria profesional se ha centrado en la actividad de los ecosistemas acuáticos, su papel global en el funcionamiento de la biosfera y su respuesta al cambio global.
Ha publicado más de 350 artículos científicos en revistas internacionales –incluidas 'Science', 'Nature', 'PNASH'–, dos libros y ha dirigido más de 30 proyectos de investigación, incluida la primera expedición científica española al Ártico y la expedición de circunnavegación Malaspina 2010, en fase de planificación. Como experto en la materia, Duarte fue el moderador del seminario 'Cambio climático y sostenibilidad', celebrado hace unos días en la Embajada sueca en España y que contó con la presencia del Rey Carlos Gustavo, comprometido en materia ambiental.

24 septiembre 2009

Cual es la Importancia del camino a Copenhague?


Esta semana, los líderes mundiales se reúnen en Nueva York y en Pittsburgh, Estados Unidos, para hablar sobre cambio climático y discutir la situación financiera internacional. José María Figueres, ex presidente de Costa Rica, Juan Mayr, ex ministro de Medio Ambiente de Colombia y Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente de Brasil le explicaron a la BBC por qué son cruciales estas reuniones.
Salir de la actual crisis económica mundial y afrontar el reto del cambio climático son objetivos que pueden alcanzarse conjuntamente si llevamos al mundo hacia una economía baja en emisiones de carbono. Análisis realizados por Lord Stern, entre otros, han demostrado que los argumentos económicos para adoptar medidas inmediatas que logren mitigar los efectos del cambio climático son abrumadores.
¿Por qué importa el camino a Copenhague?Las reuniones de estos días en Estados Unidos deben estar enfocadas a lograr ese objetivo. La importancia de estos encuentros no puede ser minimizada y el éxito de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP15), a realizarse en Copenhague en diciembre próximo, donde los líderes del mundo volverán a reunirse con la intención de alcanzar un nuevo acuerdo mundial en la lucha contra el cambio climático, estará determinado en gran medida por los progresos realizados hasta ahora.
La evidencia científica es clara: el mundo no puede continuar con los actuales niveles de contaminación. Existe un amplio consenso en la comunidad científica de que el límite máximo en cuanto a los niveles de carbono en la atmósfera no debe superar las 350 partes por millón (PPM). Hoy en día, como resultado directo de las actividades humanas, se sitúa en 386 PPM. Por tanto, es esencial que cada país cambie su modelo de desarrollo económico hacia uno bajo en emisiones de carbono compatible con el crecimiento y la ecología del planeta.
La transición hacia este modelo económico bajo en emisiones de carbono sólo ocurrirá si todas las naciones toman conciencia de la gravedad del asunto; el compromiso de todos los países, tanto de los desarrollados como de los emergentes es vital. Los primeros, como principales emisores de partículas contaminantes, deben actuar urgentemente. Pero de igual importancia es que los países en vías de desarrollo se embarquen en la senda de un crecimiento económico evitando una industrialización con altas emisiones de carbono.
Dilema
El dilema de cómo promover el crecimiento económico sin perjudicar el medio ambiente no es un problema nuevo. Y no se limita a los países en desarrollo. En efecto, con la excepción de unos pocos, en su mayoría europeos, los países del mundo industrializado no han logrado reducir sus emisiones lo suficiente como para concederles autoridad moral o alguna ventaja práctica en este debate.
Mientras algunas naciones han tomado medidas efectivas -Dinamarca, por ejemplo, ha logrado disminuir sus emisiones de carbono y su consumo energético a la vez que ha aumentado su PIB- existen muchos otros países que sólo están preparados para asumir pequeños compromisos que están muy por debajo de los niveles requeridos. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Copenhague (COP15) representa una oportunidad real para que los representantes de las 192 naciones del planeta actúen en el interés de toda la humanidad.
Pero si estos cambios son un verdadero desafío para los países más ricos del planeta, lo son aún más para las economías en vías de desarrollo. En este sentido, es importante señalar que países como los nuestros también están tomando acciones positivas y que nuestra determinación es firme. Distintos planes se han puesto en marcha para reducir las emisiones, renunciar a las prácticas no sostenibles y hacer una eficiente transición a las nuevas tecnologías de energías limpias.
El plan de Costa Rica sobre el cambio climático, por ejemplo, exige un proceso de transición a la neutralidad en las emisiones de carbono para el año 2021; un programa ambicioso, pero alcanzable. Brasil, por su parte, se propone reducir las emisiones derivadas de la deforestación -la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero- en un 80% en 2020, y planea establecer un objetivo de reducción de emisiones en los próximos meses.
Otros ejemplos incluyen la estrategia medioambiental publicada el año pasado por Sudáfrica ("Long-Term Mitigation Scenario") y los planes de las Maldivas para alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono en el mediano plazo. Corea del Sur, por su parte, está invirtiendo actualmente el 80% de su paquete de estímulo fiscal en medidas relacionadas con el cambio climático.
Estos compromisos con el medio ambiente son significativamente más altos que los que se han propuesto las naciones plenamente desarrolladas.
El reto es sencillo: cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mantener la prosperidad económica al mismo tiempo. En ese sentido, el cambio climático no es simplemente un problema medio ambiental. También es un problema de desarrollo importante. Se trata de cómo vamos a generar empleos e ingresos en el siglo XXI con una economía baja en carbono. La pregunta es: ¿cómo podemos alcanzar ese objetivo en todo el mundo?
Cuatro elementos
Para asegurar una vía práctica para una economía de energías limpias -que se mide tanto en ingresos más altos y un clima más estable- debemos encontrar una nueva asociación entre países desarrollados y en desarrollo.
Cuatro elementos importantes en este aspecto son:
Primero, el problema del cambio climático es un imperativo moral, económico y medio ambiental que no podemos evadir. Aquellos líderes que tácitamente reconocen las consecuencias devastadoras del cambio climático, pero que no se deciden a tomar ninguna decisión para detener su avance, actúan de forma hipócrita. Deben hacerse responsables con el fin de fomentar iniciativas que puedan ser presentadas en diciembre.
Segundo, el mundo en desarrollo no es uniforme, es tan diverso como la mayoría de los países industrializados. Aquellos países que han establecido ambiciosos programas para reducir la emisión de gases contaminantes deben ser reconocidos, beneficiándose de los incentivos ofrecidos por la comunidad internacional. Para aquellos que no han iniciado el camino hacia una economía baja en carbono, debe hacérseles ver que pierden competitividad, inversiones y oportunidades de crecimiento. Tercero, es momento de hablar de dinero. El mundo desarrollado debe seguir la llamada de aquellos que, como el primer ministro británico Gordon Brown, están comprometidos a financiar este proceso de transición. Su propuesta de invertir anualmente US$100.000 millones en nuevas tecnologíases el monto mínimo que podría esperarse que fuese acordado durante las reuniones del G20.Cuarto, y más importante, los abrumadores argumentos científicos y económicos para realizar este cambio deben ser comunicados a todas las personas de todos los países. Los líderes deben hablar sobre esto y la sociedad civil debe sumar su voz.Y esto es lo que se debe decir.
Una nueva asociación con el apoyo de importantes inversiones y con un fuerte liderazgo político es la única manera de reunir el consenso político-global necesario para hacer progresos reales en el tema del cambio climático. Es justo que los países desarrollados exijan más claridad en los compromisos de las naciones en desarrollo, incluso si son compromisos voluntarios. Pero esta asociación corre en ambos sentidos, y es igualmente justo para los países en desarrollo esperar que las naciones desarrolladas asuman compromisos más ambiciosos que los que hasta ahora han estado dispuestos a hacer.
Para los países desarrollados la transición a una nueva economía baja en carbono traerá más crecimiento y empleo, mitigando los efectos de la actual recesión y cimentando el camino hacia la recuperación económica y medio ambiental.
Para las naciones en desarrollo es una oportunidad para avanzar hacia un modelo de economía sostenible, evitando la industrialización que sea dañina para el medio ambiente en el proceso. Esto último creará perspectivas de expansión de la economía y más empleo.
Ha llegado el momento para alcanzar un acuerdo sobre cambio climático que sea justo, vinculante y ambicioso, y que contenga acciones concretas a realizar por parte de todas las naciones del planeta.
Es por esto que las reuniones de septiembre son tan importantes. Y ese es el prisma a través del cual su éxito debe ser evaluado.

23 septiembre 2009

Cumbre por cambio climático con presencia de Vázquez

El presidente Vázquez participó hoy en la ONU, junto a otros mandatarios, de una reunión de alto nivel sobre el cambio climático.

En una mesa redonda realizada anteriormente con jefes de Estado, Vázquez trató el tema: "Cómo podemos transformar nuestras economías para posibilitar el crecimiento y desarrollo sostenible y con bajas emisiones, mientras asistimos a las comunidades a adaptarse al cambio climático".

El presidente uruguayo coincide con otros 120 mandatarios en la asistencia, durante esta semana, a la Asamblea General de la ONU para hablar, además del cambio climático, sobre la proliferación nuclear y la paz mundial.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, abrió esta mañana la cumbre, argumentando que sería "moralmente inaceptable" que los líderes reunidos en Nueva York fracasen en alcanzar un nuevo acuerdo para combatir el calentamiento global.

Además del debut de Obama en la cita anual de la diplomacia global, asisten por primera vez un presidente chino, Hu Jintao y el libio Muammar Khadafi.

Obama, durante su alocución, exhortó a los países emergentes como China o India a cumplir "su parte" del trabajo contra el calentamiento y adoptar "medidas vigorosas".

"Las naciones desarrolladas que causaron la mayoría del daño a nuestro clima durante el último siglo tienen una responsabilidad para guiar", dijo el primer mandatario estadounidense.

"Pero aquellas naciones emergentes que crecimiento rápido, que producirán casi todo el crecimiento de emisiones de gas carbónico en las próximas décadas, también deben hacer su parte", añadió.

El presidente estadounidense, que reconoció que "lo más duro" aún estaba por hacerse antes de la conferencia de Copenhague en diciembre, también dijo que buscará la supresión de las subvenciones a los carburantes procedentes de energías fósiles en nombre de la lucha contra el calentamiento global, cuando reúna a los dirigentes del G20 el jueves y el viernes.

Por su parte, el líder chino, Hu Jintao, abogó por reducir las emisiones de dióxido de carbono de China en una "medida importante" hacia 2020 con relación a sus niveles de 2005.

Pero Hu también expresó que los recortes deberán ser medidos con relación al Producto Interno Bruto (PIB), en línea con las preocupaciones chinas por la preservación de su rápido crecimiento económico.

"Nos esforzaremos por recortar las emisiones de dióxido de carbono en proporción con el Producto Interno Bruto en una medida notable hacia 2020 con relación a los niveles de 2005", dijo Hu en una cumbre especial sobre cambio climático en la ONU.

DEBATE CLIMÁTICO. Los países ricos y los emergentes intentan llegar a un acuerdo sobre el crucial asunto del financiamiento de la reducción de las emisiones de CO2 ya que los segundos estiman que sin ayuda financiera no pueden actuar.

El objetivo es lograr avances suficientes de cara a la cumbre de Copenhague (7-18 de diciembre) para alcanzar un acuerdo que debería entrar en vigor cuando expire la primera fase del Protocolo de Kyoto en enero de 2013, para detener de manera coercitiva la explosión de las emisiones de gases contaminantes.

En ese contexto, el responsable de la convención sobre clima, Yvo de Boer, dijo que Hu anunciará el martes importantes medidas decididas por su gobierno para contribuir a la reducción de emisiones contaminantes en China.

"Se trata de una serie de medidas ambiciosas y significativas que (...) harán de China el líder mundial contra el cambio climático", aseguró De Boer el lunes a última hora.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, advirtió el lunes que las negociaciones sobre cambio climático están "peligrosamente cercanas al colapso" y lanzó un llamado a destrabarlas mediante compromisos concretos.

PAZ. También hoy, Obama hará un nuevo intento para relanzar las negociaciones de paz israelo-palestinas al reunirse con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el líder palestino, Mahmud Abbas.

Como es tradicional, Brasil será el primer orador en el debate anual el miércoles y a Luiz Inacio Lula da Silva sucederá Obama en la tribuna.

Inmediatamente después de Obama hablará Khadafi, seguido durante tres días por los representantes --jefes de Estado o gobierno, cancilleres o el alto funcionario que cada cual designe-- del resto de los 192 países miembros.

El discurso de Obama será escuchado con especial atención porque su política exterior, más orientada hacia el multilateralismo, significa una ruptura con relación a su predecesor George W. Bush, muy impopular en la ONU.

ARMAS. Se anticipa que Obama reafirme su voluntad de diálogo incluso con países que son hostiles a Estados Unidos como Irán, cuyo presidente Mahmud Ahmadinejad es otra de las figuras que generan atención tras la controversia nuclear.

Precisamente, el Consejo de Seguridad de la ONU reunido a nivel de jefes de Estado y presidido por Obama abordará el tema de la proliferación nuclear en momentos en que la comunidad internacional busca soluciones negociadas a las controversias con Irán y Corea del Norte.

La presencia simultánea de los mandatarios da lugar a una gran cantidad de encuentros bilaterales realizados al margen del evento. El boliviano Evo Morales se entrevistará por ejemplo con su par chino Hu y la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton con el presidente de Costa Rica, Oscar Arias.

El jueves, los jefes de Estado de los países del G20 (industrializados y grandes economías emergentes) se trasladarán a Pittsbugh (Pensilvania, noreste) para una cumbre donde la crisis financiera y las medidas para evitar que se reproduzca serán el tema central. (AGENCIAS)

El País Digital


17 septiembre 2009

Contra el cambio climático



El actor australiano Hugh Jackman anunció su apoyo a la Semana del Clima de Nueva York



El conocido actor australiano Hugh Jackman anunció hoy su apoyo a la "Semana del Clima" de Nueva York, una iniciativa que cuenta con el respaldo de Naciones Unidas y que, del 20 al 26 de septiembre, acogerá varios actos en los que se alertará de los efectos del cambio climático.

Jackman, que ha aparecido en grandes producciones como "Australia" (2008) o "X-Men Orígenes: Lobezno" (2009), participará en la ceremonia de apertura oficial de la "Semana del Clima" el próximo 21 de septiembre, junto al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y el ex primer ministro británico Tony Blair.

"Espero dar voz a las miles de millones de persones de los países en vías de desarrollo que serán las más afectadas por el cambio climático", dijo al sumarse al apoyo que la iniciativa ha recibido ya del máximo responsable de Naciones Unidas y del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.

El actor, que se declaró "honrado" por participar en una iniciativa que reunirá a "muchos líderes gubernamentales, empresariales y de la sociedad civil, se refirió concretamente a "las sequías e inundaciones que destruyen las cosechas de esas personas y ponen en peligro su seguridad alimenticia".

"La 'Semana del Clima' se convertirá en el foro ideal en el que urgir que los líderes mundiales alcancen un acuerdo ambicioso para luchar contra el cambio climático que sea efectivo, justo y vinculante", dijo el popular actor, que estos días protagoniza en Nueva York la obra de teatro "A Steady Rain", junto a Daniel Craig.
Esta iniciativa coincidirá con los debates de la 64 Asamblea General de Naciones Unidas y se desarrollará a menos de tres meses de la celebración de la cumbre que la ONU ha convocado en Copenhague para debatir el tema del calentamiento global.

Nueva York acogerá así más de sesenta actos, entre debates, mesas redondas e incluso muestras de cine, con la intención de llamar la atención sobre los efectos del cambio climático en todo el mundo y de la importancia, por ejemplo, del uso de energías limpias y renovables.

La "Semana del Clima" es una iniciativa de la organización sin ánimo de lucro The Climate Group, que cuenta con el apoyo de Naciones Unidas, la ciudad de Nueva York y varias asociaciones que luchan contra el cambio climático.

(EFE)

12 septiembre 2009

Recalentamiento global puede acabar con el Artico

El Artico puede desaparecer si continúa el incremento de la temperatura global por la acción humana, alertó un estudio que difunde la revista Science en su edición más reciente.

La pérdida de los hielos por causa del calentamiento global, que provoca el hombre, tiene efectos nocivos sobre los ecosistemas de la región, pues muchas de las especies que dependen de la estabilidad del clima podrían correr el riesgo de desaparecer.

"Donde quiera que uno mire, en tierra firme, en el aire o en el agua, estamos viendo las señales de un rápido cambio", indicó el autor principal del estudio, Eric Post, profesor de Biología de la Universidad de Pensilvania.

Post, quien lideró una investigación internacional sobre las consecuencias del calentamiento global en la región, indicó que las focas y osos polares que paren en las cuevas bajo el hielo pierden parte de sus crías por los derrumbes que causan las prematuras lluvias de primavera.

También especies de zonas templadas como el zorro rojo desplazaron a los zorros árticos de regiones que siempre han sido más heladas, ejemplificó.

El reno del archipiélago de Svalbard se beneficia del deshielo por la mayor abundancia de alimentos, sin embargo, la población del caribú migrante de Groenlandia, disminuye al no poder adaptarse a los cambios que sufren las plantas, señaló.

Las polillas invernales -dijo el científico- acaban con un gran número de abedules, lo que también daña la actividad microbiana.

"No todas las poblaciones de una especie dada responden de la misma forma al calentamiento porque las características físicas del ambiente que interactúan con el clima pueden variar tremendamente de un punto a otro", explicó Post.

02 septiembre 2009

Cambio climático, medidas insuficientes

En su "Estudio Económico y Social Mundial 2009 - Promover el desarrollo, salvar el planeta", la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sostiene que la comunidad internacional no está respondiendo con la urgencia requerida a la inminente devastación del cambio climático, descrito como el mayor desafío humano de las próximas décadas.

Por Thalif Deen

Cuando los políticos y gobernantes reaccionaban con penosa lentitud a la crisis económica de la década de 1920, el economista británico John Maynard Keynes pronunció su famosa sentencia: "A la larga nos morimos todos". Hoy la frase adquiere un sentido mucho más ominoso, afirma la ONU a la luz de los peligros combinados de la crisis económica y ambiental que afronta el mundo.

En su "Estudio Económico y Social Mundial 2009 - Promover el desarrollo, salvar el planeta", publicado este martes, el foro mundial sostiene que la comunidad internacional no está respondiendo con la urgencia requerida a la inminente devastación del cambio climático, descrito como el mayor desafío humano de las próximas décadas.

"En un muy profundo nivel, es un peligro existencial", sostiene el documento cuya versión en inglés tiene 207 páginas, señalando estimaciones según las cuales más de 300.000 personas mueren por año a consecuencia del calentamiento global, mientras las vidas de 300 millones más están en

grave riesgo.

El nuevo informe coincide con dos acontecimientos, la cumbre de la ONU sobre cambio climático, que se celebrará el 22 de este mes en Nueva York, y las negociaciones para alcanzar un nuevo tratado internacional para afrontar el fenómeno, que culminarán en diciembre en Copenhague.

Al colocar la responsabilidad especialmente en manos de las naciones industriales, el informe sostiene que la crisis climática es resultado de un modelo desequilibrado de desarrollo económico que evolucionó en los últimos dos siglos. Se "permitió a los países ricos de hoy sostener sus actuales niveles de ingreso, en parte gracias a no responder por el daño ambiental que ahora amenaza el sustento de otros", señala el reporte.

Las acciones necesarias para mitigar el cambio climático incluyen reducir la emisión de gases de efecto invernadero, detener la deforestación, frenar la degradación de los suelos, combatir la elevación del nivel del mar, prevenir sequías e inundaciones y modificar las urbes y las edificaciones para hacerlas menos demandantes de energía.

Para hacer frente a estos desafíos, según el documento, se requiere entre 0,2 por ciento y dos por ciento del producto interno bruto del mundo, entre 180.000 millones y 1,2 billones de dólares. Pero en la mayoría de las proyecciones, los mayores gastos no se requerirían hasta 2030.

Rob Vos, director de la división de análisis y política de desarrollo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, que publicó el informe, sostuvo que "deberíamos empezar por reconocer qué se necesita".

Ante la pregunta sobre cómo sustanciar las inversiones en el escenario de crisis financiera internacional, Vos dijo a IPS que "la crisis precisamente ha dejado en claro que es posible movilizar vastas cantidades de recursos para contrarrestar los riesgos sistémicos y que sólo los gobiernos están en condiciones de hacerlo".

El cambio climático, señaló, "es un riesgo sistémico mucho más catastrófico, y sin embargo con muchos menos recursos que los desplegados para combatir la debacle financiera podemos afrontarlo".

La ciencia ha expuesto que incluso con una reducción de entre 50 y 80 por ciento de los gases invernadero para 2050 "hay una gran probabilidad de que no podamos lograr un aumento menor a dos grados en la temperatura del planeta, que ya se considera peligrosamente alto", indicó.

A la vez, "se espera una creciente demanda de energía, si buscamos que los países pobres ganen su derecho al desarrollo", agregó. Para dar respuesta a ambos desafíos, se requiere un gran impulso de la eficiencia energética y de fuentes limpias, renovables y bajas en carbono, dijo.

"Lo que se necesita es convencer a los gobernantes de que si bien se necesitan grandes inversiones, el costo de no hacerlas será inmensamente mayor", sostuvo. Los países ricos tienen una obligación moral de apoyar a los pobres a evitar el mismo modelo de desarrollo de "contaminar primero y limpiar más tarde", indicó.

"Pero esto es solo cuestión de justicia y supervivencia. Hay una solución que puede entrañar ganancias: inversiones a gran escala en energía renovable suministrarán a los países industriales una gran cantidad de nuevos empleos y seguridad energética", dijo Vos.

Los países pobres, añadió, podrán avanzar más velozmente en una estrategia de gran desarrollo con baja liberación de carbono, que a su vez beneficiará a los países ricos también, conjurando lo peor del cambio climático.

Interrogado acerca de cuán factible ve la creación de un fondo global para energías limpias, Vos dijo a IPS que varios países están formulando propuestas para concebirlo. México y otras naciones han indicado que se necesitaría una suma de entre 300.000 millones y 600.000 millones de dólares, equivalentes a entre 0,5 por ciento y uno por ciento del producto mundial.

"Un gran fondo mundial podría iniciar el proceso... Necesitamos cambios sustanciales en nuestras economías, y especialmente en los suministros de energía, lo cual implica planes de inversión a largo plazo y que puedan sustentarse durante décadas", indicó Vos.

Además, debido a lo costosa que aún es la energía renovable, agregó, "debemos crear economías de escala para bajar costos y acelerar la adopción de esas fuentes".