El supervolcán del parque nacional de Yellowstone (EE.UU.) es,
esencialmente, una caldera gigante con tapa, y tan vasta que sólo se le
puede ver desde la órbita baja de la Tierra. Su cráter mide 72
kilómetros de ancho, y sus ductos subyacentes contienen varias decenas
de
miles de kilómetros cúbicos de material magmático.
¿Qué
pasaría si tan sólo parte de esa furza subyacente irrumpe
repentinamente en una horrible erupción? No es ciencia ficción:
catástrofes similares han ocurrido antes.
Posibles escenarios
En este momento, según
Michael Poland, uno
de los vulcanólogos más respetados de EE.UU. y científico a cargo del
Observatorio del Volcán de Yellowstone, esa caldera de magma se
encuentra en estado de latencia, recoge el portal
IFL Science.
Sin
embargo, una nueva inyección de magma o un debilitamiento repentino de
las capas geológicas que la cubren, podría ser suficiente para
desencadenar un evento de despresurización inmediata, y todo el
contenido del sistema saldría violentamente a la superficie y subiría en
la atmósfera.
El peor de los escenarios, según Poland, sería que toda
su "barriga magmática" se vacíe en una colosal explosión supervolcánica.
Esto ha sucedido en Yellowstone tres veces, en ciclos de entre 660.000 y
800.000 años: sucedió hace 2,1 millones de años, hace 1,3 millones de
años y hace 640.000 años.
La última de esas explosiones creó una
columna eruptiva tan colosal que cubrió alrededor de 60 % del territorio
actual de Estados Unidos con gruesas capas de ceniza. Si este tipo de
explosión vuelve a suceder, ¿qué pasaría con EE.UU. y el resto del
mundo?
Día X
- Poco antes de que ocurriera la erupción, el suelo alrededor del parque nacional de Yellowstone se elevaría un poco.
- Los
géiseres y las fuentes de aguas termales se calentarían rápidamente a
temperaturas superiores a la ebullición, y es probable que se volverían
extremadamente ácidas.
- Se registraría una serie de terremotos en
dirección al centro de la caldera, lo que indicaría que el magma se
eleva rápidamente a través de la corteza. Entonces, la roca que tapona
su techo fallaría y la erupción comenzaría.
- Una vasta columna de
ceniza y lava se dispararía hacia arriba, a alturas de alrededor de 25
kilómetros. Se mantendría durante días y se esparciría por la
estratosfera.
- Cuando la columna eruptiva finalmente se quiebre,
enormes flujos piroclásticos se abrirían camino a través del parque.
Estas mezclas de ceniza, lava y gas sobrecalentados excederían en su temperatura los 1.000 ° C y podrían moverse a velocidades de hasta 482 kilómetros por hora.
- Luego,
los flujos piroclásticos y los depósitos de cenizas se asentarían y se
enfriarían. Si llueve mucho después de la erupción, se mezclarían con
barro y se convertirían en lodos de cemento. Cualquier ser vivo que
quede atascado en uno, es muy probable que muera.
Cielos oscuros
- El
aspecto más peligroso de la erupción, sin embargo, sería la lluvia de
cenizas, tanto a nivel local como global. Según Poland, si alguien
respira ese aire, se le desgarrarían los pulmones.
- La ceniza
resultante vendría a ser unas seis veces más densa que el agua, lo que
significa que una gran parte de las construcciones humanas -su
arquitectura- colapsaría bajo su peso a medida que se acumule en los
tejados, señala Poland.
- Las carreteras y los sistemas de
alcantarillado se obstruirían y colapsarían, los suministros de agua se
contaminarían y las redes eléctricas se cortarían. Millones de hogares
podrían volverse inhabitables.
- Un área de unos 80 kilómetros cuadrados, alrededor del cráter, quedaría cubierta por 3 metros de ceniza en sólo unos pocos días.
- Los vuelos se cancelarían o desviarían fuera de los Estados Unidos, al menos por unas semanas.
- La
cifra de muertos es extremadamente difícil de predecir, pero Poland
sugiere que "si la gente estuviera presente en las proximidades de la
erupción, dentro de unas decenas o quizás unos cientos de kilómetros,
estarían en peligro".
Daños catastróficos
- La
inyección de ceniza en la estratosfera podría oscurecer el cielo y
enfriar no sólo temperaturas regionales, sino de todo el planeta.
- Si
la erupción es particularmente rica en azufre, un eficiente bloqueador
de la luz solar, entonces las temperaturas se desplomarían en varios
grados, hasta el punto de que en los próximos años no se conocería un verano.
- Las
rutas y los tiempos de los monzones cambiarían. La formación de
ciclones tropicales sería mucho más impredecible durante un tiempo.
- La propagación de enfermedades transmitidas por el agua podría tomar caminos muy erráticos.
- La
agricultura también sufriría, lo que podría afectar seriamente el
suministro de alimentos. Esto se sumaría al daño económico general, que
sería muy grave.
¿Adiós al mundo?
El Servicio Geológico de EE.UU. (
USGS,
por sus siglas en inglés) señala que "los científicos en este momento
no tienen capacidad predictiva para determinar las consecuencias o
duraciones específicas de los posibles impactos globales de erupciones
tan grandes". Sin embargo, pase lo que pase, Yellowstone
no causará que la civilización se derrumbe.
"No
supondría el fin de la vida en la Tierra", asegura Poland. "De hecho,
este experimento ya se ha producido, aunque pocas personas se dan
cuenta". El volcanólogo apunta a la erupción de Toba, que ocurrió hace
74.000 años, y que "era más grande que cualquier cosa que Yellowstone
haya producido alguna vez".
Evidentemente,
la humanidad sobrevivió a eso, e incluso "sin el beneficio de la tecnología", según concluye Poland.