Es una imagen sorprendente: una morsa que sube un acantilado rocoso. Durante un episodio de Nuestro planeta,
la nueva serie documental de Netflix, atestiguamos algo que no debería
estar pasando y, según los productores, eso está sucediendo por el
cambio climático. Los animales marinos desesperados y expulsados de sus
hábitats naturales tratan de adaptarse a las condiciones de otros
lugares y, como resultado, terminan muriendo.
Este no es el entorno típico que se ve en los documentales de la
naturaleza, pero Nuestro planeta tiene un objetivo distinto. Sus
creadores colaboraron con el Fondo Mundial para la Naturaleza (y un
equipo de científicos) para retratar la manera en que varios ecosistemas
en todo el mundo —desde el Ártico congelado hasta la selva tropical y
las aguas costeras— se ven afectados por la actividad de los humanos, y
lo que puede hacerse para protegerlos o restaurarlos. "Tratamos de
llegar al meollo del problema en cada uno de los grandes hábitats del
mundo", dijo Keith Scholey, productor ejecutivo de la serie, "y de ser
muy claros sobre los elementos de destrucción y las soluciones".
En una entrevista telefónica con Scholey y Adam Chapman, que produjeron
y dirigieron dos episodios de la serie, y, en otra por separado, con
Sophie Lanfear, quien produjo y dirigió un episodio, nos compartieron
sus experiencias al filmar Nuestro planeta.
¿De qué manera influyeron sus intereses como activistas en la filmación y la producción?
SOPHIE LANFEAR: La única razón por la que me mostré interesada en
trabajar en Nuestro planeta es que la conservación es el núcleo de la
serie. A menudo es algo de último minuto, dos oraciones de comentarios
al final de un episodio. Para mí, se trata de diseñar toda la estructura
del documental con un mensaje de conservación, y tener el tipo de
secuencias visuales que te muestran, no solo te cuentan, lo que está
pasando con el mundo.
ADAM CHAPMAN: Establecimos parámetros rigurosos cuando estábamos
decidiendo qué hacer. El más evidente fue que debíamos mostrar los
comportamientos animales más dinámicos y nuevos que pudiéramos
encontrar. Además, lo más importante era que cada secuencia debía
representar una verdad más grande de ese hábitat.
LANFEAR: Por ejemplo, cuando estaba diseñando [el segundo episodio]
"Mundos congelados", vi absolutamente todos los documentales relevantes
que pude encontrar pero ninguno de ellos contaba la historia del hielo
marino. El hielo marino no solo es una masa gigantesca de nada. Es un
hábitat donde hay seres vivos. Las algas se alimentan de hielo, el kril
se alimenta de algas, y las ballenas y los pingüinos se alimentan de
kril. Y cuando se pierde el hielo marino, esa superficie blanca y
reflejante en el casco superior de nuestro planeta, perdemos el escudo
que nos protege de la energía solar. Así que no solamente es malo para
los animales que viven ahí, sino para todos nosotros.
¿Cómo fue ver el impacto del cambio climático en tiempo real?
KEITH SCHOLEY: Creo que la parte que me impactó fue el coral
blanqueándose en un tramo de 800 kilómetros de la Gran Barrera de Coral.
Adopta un color blanco fantasmagórico cuando cambia la temperatura.
Expulsa las algas que viven en el coral. Se ve hermoso, pero después
mueren.
CHAPMAN: Para mí, la secuencia que me resultó más emotiva fue el
desprendimiento de hielo en Groenlandia, que es la secuencia final del
primer episodio. Estuvimos esperando a que el glaciar se desprendiera
durante varias semanas, sin suerte. Ya casi estábamos empacando.
LANFEAR: Como que pude ver el borde y pensé: "Creo que esa parece una
silueta distinta". Pudimos ver que se estaba moviendo ligeramente, así
que preparamos todo el equipo por la noche durante la última hora de
luz. Cerca de un tercio del glaciar se desprendió en esa ocasión. Sonaba
como una zona de guerra. Como un cañón.
CHAPMAN: Después logramos filmar en el terreno y desde un helicóptero
que teníamos preparado. Los veinte minutos que pasamos en el helicóptero
probablemente fueron los más emocionantes que he vivido en mi carrera
fílmica. Pero después de la euforia de lograr ese objetivo, cuando ves
la bahía con un enorme iceberg en medio, te das cuenta de lo que eso
significa.
LANFEAR: Podíamos ver a través de parte del hielo marino. Era como
cristal. En ese momento te das cuenta. El científico Alun Hubbard ha
estudiado los núcleos de hielo en esa sección del glaciar, y es hielo de
hace miles y miles de años. Algo que tiene miles de años de existencia,
destruido en un segundo. Fue muy aleccionador. Y cuando piensas en el
hielo marino que está desapareciendo, puedes imaginar que las morsas son
como refugiados. Son refugiados árticos.
Las escenas de las morsas son sorprendentes. Ellas no tienen suficiente
hielo, así que escalan zonas rocosas y acantilados. Pero no pueden
bajar de los acantilados, así que caen y mueren en consecuencia.
LANFEAR: Las escenas de las morsas fueron las más difíciles que haya
tenido que presenciar en mi carrera. Cuando estaba planeando la
historia, sabía de los megaéxodos que sucedían en esa región, y elegimos
el paraje ruso porque era la agrupación más grande del mundo, más
grande que las que ocurren en Alaska y Canadá. Sin embargo, se perdió un
poco en la traducción con Anatoly Kochnev, el científico ruso que
estudia estos sitios. Hay un viejo video de archivo que tenía en la
mente: parecían rollos de salchicha que caían. Me imaginaba que quizá
las morsas se caerían, pero que al final estarían bien. No estaba
preparada para todas esas muertes.
Lo que creemos que está pasando es que las que están en la cima quizá
pueden escuchar a las que están en el agua, y pueden sentir que hay agua
abajo. Se tambalean en el borde, y simplemente no saben cómo bajar. Un
pequeño grupo de unas seis o siete bajaban sin problemas, y todos
celebrábamos. Pero la gran mayoría no puede. Básicamente caminan hasta
que se termina la colina. Las morsas están acostumbradas a los
aterrizajes suaves y poco profundos. Su percepción de la profundidad no
ha evolucionado para lidiar con acantilados ni para saber cómo regresar
de donde vinieron. Así que es una situación trágica. Es absolutamente
descorazonador.
También se podría argumentar que el problema en los océanos no es el
plástico, como generalmente se señala en las series documentales sobre
la naturaleza, sino la pesca excesiva.
SCHOLEY: Intentamos descubrir cuál es el gran problema de cada hábitat.
El plástico es muy malo, no me malentiendan, pero no destruirá el
océano. Las dos cosas que lo destruirán son el calentamiento del océano y
la pesca excesiva. Estamos dándole una paliza muy dura al océano.
Respecto de la pesca excesiva, en la serie tratamos de explicar que los
peces llevan de un lado a otro a los nutrientes. Hacen que el sistema
siga funcionando. Así que cuando ya no hay peces, se pierde toda la
productividad del océano y todo el sistema colapsa.
La serie presenta muchas soluciones para mostrar cómo pueden
recuperarse las poblaciones, como desarrollar reservas marinas para
contrarrestar la pesca excesiva y restaurar las junglas donde ahora
están en riesgo los orangutanes que han evolucionado para usar
herramientas como palos (para encontrar y comer sus alimentos).
SCHOLEY: Lo crucial en la secuencia del orangután era señalar que el
bebé debe aprender mucho de su madre. La verdadera tragedia acerca de
que se estén extinguiendo los orangutanes es que, si la población
salvaje se pierde, se perderá el aprendizaje que la especie ha
desarrollado gracias a la evolución. Un animal cautivo jamás podría
aprender ese comportamiento complejo sin una madre que haya estado en un
entorno salvaje.
Creo que los humanos somos como cualquier otro animal. Intentamos hacer
lo mejor que podemos por nuestras familias inmediatas. Eso es
completamente natural. Lo extraño de los seres humanos es que debemos
averiguar cómo no ser como otros animales. Debemos gestionarnos en lo
que respecta a la naturaleza. Lo hacemos muy bien con nuestras
sociedades. Administramos nuestras economías muy bien. Pero hemos dado
por sentado el mundo natural. La naturaleza era algo que debía
superarse, y ahora debemos reconstruirla. Y gran parte de esa misión
puede lograrse tan solo dejándola en paz. Solo déjenla en paz, y hallará
su camino. No tenemos que esforzarnos mucho. Simplemente tenemos que
alejarnos.
Copyright: 2019 New York Times News Service
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