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20 mayo 2020

La nieve de la Antártida se vuelve verde

Un equipo de investigadores británicos ha creado el primer mapa a gran escala de algas en la capa de nieve de la Antártida, que con el cambio climático es probable que sus costas tomen una tonalidad cada vez más verde.
Se registra por primera vez una 'ola de calor' en la Antártida
Se registra por primera vez una 'ola de calor' en la Antártida
Combinando datos satelitales con observaciones sobre el terreno, los autores del estudio, publicado este miércoles en la revista Nature Communications, encontraron 1.679 floraciones separadas de algas en la superficie nevada, que juntas cubrían un área de 1,9 kilómetros cuadrados, lo que equivale a un sumidero de carbono de aproximadamente 479 toneladas por año.
Para poner en contexto, es la misma cantidad de carbono que emiten aproximadamente 875.000 coches a gasolina circulando en el Reino Unido, explicó en un comunicado de la Universidad de Cambridge el doctor Matt Davey, quien dirigió la investigación.
Aunque cada alga individual es de un tamaño microscópico, cuando crecen en masa convierten la nieve en verde brillante y pueden verse desde el espacio. "Las algas de nieve son un componente clave de la capacidad del continente para capturar dióxido de carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis", dijo Davey.

Pronóstico sobre la masa de algas

Las floraciones de algas verdes de nieve se encuentran alrededor de la costa antártica, particularmente en las islas a lo largo de la costa oeste de la península antártica. Crecen en áreas 'más cálidas', donde las temperaturas promedio son un poco superiores a los 0 ºC durante el verano austral. Además, se descubrió que la distribución de las algas verdes también está fuertemente influenciada por las aves marinas y mamíferos, cuyo excremento actúa como un fertilizante altamente nutritivo para acelerar su crecimiento.
"A medida que la Antártida se calienta, pronosticamos que la masa total de algas de nieve aumentará", dijo por su parte el doctor Andrew Gray, coautor del estudio.

15 junio 2019

Cambio climático amenaza a la biota de todos los océanos

Foto: Orlando. PIRO4D. Si las emisiones contaminantes no cambian, el calentamiento global podría provocar a finales de este siglo la desaparición de hasta el 17 % de la biomasa animal marina global, que representa el peso total de animales marinos, como peces, invertebrados y mamíferos.

Sin embargo, aunque disminuyesen las emisiones, la biomasa inevitablemente se reduciría un 5%, según una investigación en la que han participado 35 investigadores de doce países, entre ellos España, publicada en la revista PNAS.

La investigación ha realizado una evaluación de los efectos del cambio climático en los océanos utilizando una combinación de múltiples modelos climáticos y de ecosistemas.

Este estudio revela que la biomasa animal marina global  disminuirá en todos los escenarios de emisión, a consecuencia, en gran medida, del aumento de la temperatura y la disminución de la producción primaria.

Añade que el alcance de las pérdidas proyectadas puede verse limitado si se reducen las emisiones: la disminución de la biomasa sería de un 5% en un escenario de mitigación fuerte, pero podría llegar a un 17% si la velocidad de emisiones no desciende de aquí  a finales del siglo XXI.

El análisis también sugiere que los impactos del cambio climático podrían ser más graves en niveles más altos de la red alimentaria, lo que significa que la biomasa de peces y mamíferos marinos podría sufrir disminuciones mayores en comparación con el fitoplancton.

Este proceso se denomina "amplificación trófica" y describe la particular vulnerabilidad de animales como los peces grandes en los extremos superiores de las cadenas alimenticias marinas.

Peor en los trópicos

"Nuestros hallazgos sugieren que los animales marinos de mayor tamaño, muchos de los cuales ya son motivo de preocupación para la conservación, podrían mostrar una vulnerabilidad particular a las disminuciones provocadas por el clima, con un efecto dominó del fitoplancton en la cadena alimentaria", explica el coautor Derek Tittensor, del Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del Medio Ambiente de las Naciones Unidas en Cambridge, Reino Unido.

La cartografía de los cambios previstos en los océanos del mundo revela que la biomasa podría disminuir en muchas regiones oceánicas de zonas templadas y tropicales, en las que la población depende en gran medida del suministro de alimentos marinos y en las que la biodiversidad marina ya se ve afectada por los efectos acumulados de la actividad humana.

En estas zonas el cambio climático está creando otra fuente de estrés sobre los ecosistemas marinos y las sociedades humanas por igual.

Por el contrario, muchas regiones polares alrededor del Ártico y la Antártida podrían mostrar aumentos de la biomasa que podrían proporcionar nuevas oportunidades para el uso de los recursos marinos, pero también desafíos para la gestión y conservación marinas, destaca el estudio.

"La síntesis de los resultados de todas las herramientas analíticas de última generación permite llegar a la importante conclusión de que el cambio climático está afectando a la biota marina en todo el océano mundial. Los hallazgos reiteran la necesidad de una fuerte mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar tales impactos", señala el coautor William Cheung, del Instituto para los Océanos y la Pesca de la Universidad de Columbia Británica y autor principal coordinador del Informe Especial del IPCC para los Océanos y la Criosfera en el Cambio Climático.

Cambios proyectados en la biomasa de animales marinos para final del siglo XXI (% de incremento o % de disminución en comparación con el final del siglo XX) bajo dos posibles escenarios de emisiones, según el IPCC: RCP2.6 asume una fuerte reducción de emisiones; RCP8.6 asume que continúan las emisiones como hasta ahora. Fuente: ICM.
Cambios proyectados en la biomasa de animales marinos para final del siglo XXI (% de incremento o % de disminución en comparación con el final del siglo XX) bajo dos posibles escenarios de emisiones, según el IPCC: RCP2.6 asume una fuerte reducción de emisiones; RCP8.6 asume que continúan las emisiones como hasta ahora. Fuente: ICM.
Perspectiva global

"Sabemos que la producción de alimentos en tierra está cada vez más amenazada por los efectos del cambio climático, como el calor extremo y la sequía. Este estudio añade otro capítulo desconcertante a la historia del calentamiento global, al confirmar que el cambio climático provocado por el ser humano también pone en peligro los recursos alimentarios de los océanos”, según  el tambien coautor Jacob Schewe, del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático de Potsdam, Alemania.

Y añade: “En 2015, todas las naciones acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una de ellas es lograr que el hambre sea cero para 2030. Nuestra investigación muestra que esto requerirá no sólo una gestión mucho más cuidadosa de los recursos naturales, sino también una rápida reducción de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero".

Estos resultados ofrecen la perspectiva más completa sobre los posibles cambios ecológicos provocados por el clima en el océano hasta la fecha y pueden ayudar a anticipar los cambios en los valiosos recursos marinos en relación con el cambio climático. Como tal, los resultados pueden servir de base para las negociaciones internacionales en curso sobre el clima y la biodiversidad.

Entre los investigadores se encuentran tres expertos españoles: Manuel Barange, director de la División de Políticas y Recursos de Pesca y Acuicultura (FIA) de la FAO; Marta Coll, científica experta en la modelización de los ecosistemas marinos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM) del CSIC; y Jose A. Fernandes, experto en Big data e inteligencia artificial de AZTI. También ha participado Eric D. Galbraith, matemático canadiense del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

09 febrero 2017

Desprendimiento de grieta creará el mayor iceberg jamás visto


"Es probable que el iceberg se libere en los próximos meses", dijo Adrian J. Luckman de la Universidad de Swansea en Gales, según el New York Times. Luckman es uno de los investigadores principales del Proyecto Midas.

Una grieta que avanza rápidamente en la cuarta plataforma de hielo de la Antártida que se está acercando a una ruptura total ha preocupado a los científicos. Desde diciembre, la grieta ha venido creciendo la longitud de unos cinco campos de fútbol cada día.

La grieta en Larsen C, la cuarta plataforma de hielo más grande de la Antártida con unos 50.000 kilómetros cuadrados, ahora alcanza más de 160 kilómetros de longitud y está actualmente a solo 32 de llegar al otro extremo de la plataforma de hielo.

Una vez que la grieta atraviese toda la plataforma, la ruptura creará uno de los icebergs más grandes jamás registrados, según el Proyecto Midas, un equipo de investigación que ha estado monitoreando la grieta desde 2014.


Si la plataforma de hielo se rompe en la grieta, Larsen C estará en su tamaño más pequeño jamás registrado.

Esto también dejaría al borde mucho más cerca del arco compresivo de la plataforma de hielo, una línea que los científicos dicen que es crítica para su apoyo estructural. Si la parte delantera retrocede más allá de esa línea, la parte más septentrional de la plataforma podría derrumbarse en cuestión de meses. También podría cambiar significativamente el paisaje de la península antártica.

Según Eric J. Rignot, glaciólogo y científico principal del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, el colapso de Larsen C añadiría sólo una pequeña cantidad de agua al nivel global del mar. De mayor preocupación para los científicos es cómo el colapso de las plataformas de hielo puede afectar a los glaciares que fluyen detrás de ella, porque el derretimiento de los glaciares puede causar niveles mucho más altos de aumento del océano.

Los científicos ven el colapso inminente de Larsen C como una advertencia de que cantidades mucho mayores de hielo en la Antártida Occidental podrían ser vulnerables.

04 febrero 2017

Cambio climático golpea fauna en Península Antártica


Debido al calentamiento global, el inmenso glaciar Fourcade sufre a diario desprendimientos de hielo que retumban como truenos y, tras cruzar el agua helada de la caleta que lo separa de Carlini, encallan en la playa de la base, delante de las narices de los científicos.

Más allá del frío o la ausencia de verde, el silencio es uno de los principales rasgos de la Antártida. Sin embargo, los estruendos del rompimiento de glaciares perturban cada vez más a los pobladores de la base argentina Carlini.


Frente al calentamiento promedio global menor a 1 grado, la Península Antártica es la región que más sufre el cambio climático, con un aumento de temperatura de 2,5 grados Celsius en 100 años, de acuerdo con el investigador Rodolfo Sánchez, director del Instituto Antártico Argentino (IAA).

El retroceso de los glaciares en la Península Antártica tiene graves consecuencias porque golpea a todo el ecosistema local -y finalmente global-, incluyendo especies como el elefante marino, el lobo marino, la foca y el pingüino.

El Fourcade, situado en la isla 25 de Mayo -en el norte de la Península Antártica-, retrocedió cerca de 500 metros en los últimos 25 años, dejando al desnudo oscuras porciones de piedra antes ocultas, que ahora son ocupadas por plantas o animales.

"Este retroceso glaciario en Caleta Potter -donde está el Fourcade- (...) altera la abundancia y diversidad de la fauna", explicó Sánchez arriba del buque ARA Malvinas Argentinas, en el que, tras tres horas de avión, llegó a la base para recorrer las instalaciones junto con la canciller argentina, Susana Malcorra, y periodistas.

Los "escombros" -como en Carlini llaman a los bloques de hielo- del Fourcade flotan en el mar y cubren de blanco casi toda la playa de la base argentina.

Al derretirse darán un paso más en la transformación de la flora y la fauna, ya que su agua modifica la salinidad de la caleta y arrastra sedimentos.

"El sedimento hace que haya menos penetración de la luz (en el agua) y esto afecta a las comunidades de macroalgas", dijo la bióloga Carolina Matula antes de mostrar las algas que cotidianamente llevan a su laboratorio los buzos que se sumergen en aguas con temperaturas bajo cero.

"El sedimento afecta también a los animales, en su fisiología y en su comportamiento. Solamente algunos organismos toleran esos ambientes que están perturbados", añadió.

Como consecuencia del cambio climático, científicos esperan que un inmenso iceberg se desprenda de la península tras el abrupto crecimiento de una grieta en el hielo antártico, lo que cambiaría el paisaje de la región.

Según el Servicio del Cambio Climático de Copérnico, un programa de la Unión Europea, el 2016 fue el año más caluroso del que haya registros.

¿Cambio de hábito?

Los científicos de la base Carlini, especializada en estudios sobre el cambio climático, han detectado cómo el plancton local se ve afectado por los cambios en el medio ambiente, disparando a su vez una serie de modificaciones en el resto de la cadena.

Organismos como el krill, del que se constataron amplias mortandades recientemente, son un alimento clave para los mamíferos marinos y para las aves autóctonas.

Pero el retroceso de los glaciares antárticos repercute además de otros modos sobre la fauna de la isla 25 de Mayo, también conocida como Rey Jorge.

Debido a los hábitos alimenticios y de reproducción de los elefantes marinos, que los obligan a realizar largas migraciones, el retroceso de los hielos en el oeste de la Península Antártica ha desembocado en una notoria disminución de los animales que llegan a la zona protegida cercana a la base.

"La colonia se redujo alrededor de un 30 por ciento desde 1995 a la actualidad", explicó Javier Negrete, investigador del IAA especializado en mamíferos marinos.

"No está claro si es que los animales están desapareciendo o bien se están reubicando", agregó Negrete.

Los pingüinos son otra especie que experimenta vertiginosos cambios. Especies como el emperador o el de Adelia sufren la merma del hielo marino, mientras que otras como el papúa -habituado a ambientes menos extremos- se han expandido hacia el sur de la Península Antártica.

Extrañamente, hace cinco años llegó a la región una pareja de pingüinos rey -originalmente de áreas más septentrionales- y tras varios intentos logró tener un pichón.

"Punta Stranger -en la isla 25 de Mayo- representa al día de hoy el sitio más austral en el cual se observa una pareja reproductiva de pingüino rey", destacó la bióloga Mariana Juáres, quien dijo que no está claro si esta presencia obedece a cambios poblacionales o ambientales.

Vida distinta

Con capacidad para 84 personas, Carlini es una de las 13 bases que Argentina tiene en la Antártida y es el mayor centro científico del país en el continente blanco.

La actividad de su laboratorio es clave porque ha hecho mediciones continuas a lo largo de 25 años, incluso durante los interminables inviernos en los que otras bases están cerradas.

Aunque la vida antártica es difícil, ninguno de los técnicos, científicos o militares que habitan la base -donde permanecen al menos por meses- mostró deseos de volver a Argentina.

Si las excepcionales vivencias cotidianas no alcanzan, la pizza y la música animan las noches de los sábados.

"Hay tantas experiencias todo el tiempo que uno no alcanza a extrañar. Sí extraño alimentos como los huevos o lácteos como la crema", dijo Julia Luna, una ingeniera en sistemas de 28 años que casi no vio nieve en el año que lleva en la base.

Para quienes visitan la Antártida desde hace décadas, el cambio en el clima es evidente.

"Yo empecé a venir acá en 1990. Prácticamente no llovía. Nevaba, pero no llovía. Ahora en verano llueve todo el tiempo", señaló Sánchez, el director del IAA

Aunque los cambios son evidentes, las repercusiones finales del calentamiento global en la Antártida son insospechadas.

"Los individuos que puedan se van a adaptar y los que no, darán lugar a otros. Estos cambios se encadenarán con otros cuyos alcances son difíciles de predecir", dijo el bioquímico Lucas Ruberto, jefe científico de la base.