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15 junio 2019

Cambio climático amenaza a la biota de todos los océanos

Foto: Orlando. PIRO4D. Si las emisiones contaminantes no cambian, el calentamiento global podría provocar a finales de este siglo la desaparición de hasta el 17 % de la biomasa animal marina global, que representa el peso total de animales marinos, como peces, invertebrados y mamíferos.

Sin embargo, aunque disminuyesen las emisiones, la biomasa inevitablemente se reduciría un 5%, según una investigación en la que han participado 35 investigadores de doce países, entre ellos España, publicada en la revista PNAS.

La investigación ha realizado una evaluación de los efectos del cambio climático en los océanos utilizando una combinación de múltiples modelos climáticos y de ecosistemas.

Este estudio revela que la biomasa animal marina global  disminuirá en todos los escenarios de emisión, a consecuencia, en gran medida, del aumento de la temperatura y la disminución de la producción primaria.

Añade que el alcance de las pérdidas proyectadas puede verse limitado si se reducen las emisiones: la disminución de la biomasa sería de un 5% en un escenario de mitigación fuerte, pero podría llegar a un 17% si la velocidad de emisiones no desciende de aquí  a finales del siglo XXI.

El análisis también sugiere que los impactos del cambio climático podrían ser más graves en niveles más altos de la red alimentaria, lo que significa que la biomasa de peces y mamíferos marinos podría sufrir disminuciones mayores en comparación con el fitoplancton.

Este proceso se denomina "amplificación trófica" y describe la particular vulnerabilidad de animales como los peces grandes en los extremos superiores de las cadenas alimenticias marinas.

Peor en los trópicos

"Nuestros hallazgos sugieren que los animales marinos de mayor tamaño, muchos de los cuales ya son motivo de preocupación para la conservación, podrían mostrar una vulnerabilidad particular a las disminuciones provocadas por el clima, con un efecto dominó del fitoplancton en la cadena alimentaria", explica el coautor Derek Tittensor, del Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del Medio Ambiente de las Naciones Unidas en Cambridge, Reino Unido.

La cartografía de los cambios previstos en los océanos del mundo revela que la biomasa podría disminuir en muchas regiones oceánicas de zonas templadas y tropicales, en las que la población depende en gran medida del suministro de alimentos marinos y en las que la biodiversidad marina ya se ve afectada por los efectos acumulados de la actividad humana.

En estas zonas el cambio climático está creando otra fuente de estrés sobre los ecosistemas marinos y las sociedades humanas por igual.

Por el contrario, muchas regiones polares alrededor del Ártico y la Antártida podrían mostrar aumentos de la biomasa que podrían proporcionar nuevas oportunidades para el uso de los recursos marinos, pero también desafíos para la gestión y conservación marinas, destaca el estudio.

"La síntesis de los resultados de todas las herramientas analíticas de última generación permite llegar a la importante conclusión de que el cambio climático está afectando a la biota marina en todo el océano mundial. Los hallazgos reiteran la necesidad de una fuerte mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar tales impactos", señala el coautor William Cheung, del Instituto para los Océanos y la Pesca de la Universidad de Columbia Británica y autor principal coordinador del Informe Especial del IPCC para los Océanos y la Criosfera en el Cambio Climático.

Cambios proyectados en la biomasa de animales marinos para final del siglo XXI (% de incremento o % de disminución en comparación con el final del siglo XX) bajo dos posibles escenarios de emisiones, según el IPCC: RCP2.6 asume una fuerte reducción de emisiones; RCP8.6 asume que continúan las emisiones como hasta ahora. Fuente: ICM.
Cambios proyectados en la biomasa de animales marinos para final del siglo XXI (% de incremento o % de disminución en comparación con el final del siglo XX) bajo dos posibles escenarios de emisiones, según el IPCC: RCP2.6 asume una fuerte reducción de emisiones; RCP8.6 asume que continúan las emisiones como hasta ahora. Fuente: ICM.
Perspectiva global

"Sabemos que la producción de alimentos en tierra está cada vez más amenazada por los efectos del cambio climático, como el calor extremo y la sequía. Este estudio añade otro capítulo desconcertante a la historia del calentamiento global, al confirmar que el cambio climático provocado por el ser humano también pone en peligro los recursos alimentarios de los océanos”, según  el tambien coautor Jacob Schewe, del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático de Potsdam, Alemania.

Y añade: “En 2015, todas las naciones acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una de ellas es lograr que el hambre sea cero para 2030. Nuestra investigación muestra que esto requerirá no sólo una gestión mucho más cuidadosa de los recursos naturales, sino también una rápida reducción de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero".

Estos resultados ofrecen la perspectiva más completa sobre los posibles cambios ecológicos provocados por el clima en el océano hasta la fecha y pueden ayudar a anticipar los cambios en los valiosos recursos marinos en relación con el cambio climático. Como tal, los resultados pueden servir de base para las negociaciones internacionales en curso sobre el clima y la biodiversidad.

Entre los investigadores se encuentran tres expertos españoles: Manuel Barange, director de la División de Políticas y Recursos de Pesca y Acuicultura (FIA) de la FAO; Marta Coll, científica experta en la modelización de los ecosistemas marinos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM) del CSIC; y Jose A. Fernandes, experto en Big data e inteligencia artificial de AZTI. También ha participado Eric D. Galbraith, matemático canadiense del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

17 junio 2018

Los árboles sagrados de África se mueren

La mayoría de los baobabs más viejos de África se están muriendo desde hace una década, advirtieron este lunes los investigadores que barajan como causa el cambio climático.

"Es chocante y espectacular asistir a lo largo de nuestra vida a una desaparición de tantos árboles de edades milenarias", explicó a la AFP Adrian Patrut, de la Universidad Babes-Bolyai de Rumania y coautor del estudio publicado en la revista Nature Plants.

"En el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX, los grandes baobabs de África austral empezaron a morir, pero desde hace 10-15 años, su desaparición aumentó rápidamente a causa de temperaturas muy elevadas y de la sequía", según este investigador.

Con edades comprendidas entre 1.100 y 2.500 años, el baobab, de tronco macizo coronado por ramas que parecen raíces, es una de las siluetas más emblemáticas de las sabanas áridas, reconocibles a varios km a la redonda.

Pero a lo largo de los últimos 12 años, nueve de los 13 ejemplares más viejos murieron total o parcialmente, según el estudio.

Entre estos, tres árboles simbólicos: Panke, en Zimbabue, el baobab más viejo con 2.450 años; el árbol de Platland de Sudáfrica, uno de los más grandes del mundo con un tronco de más de 10 metros de diámetro, y el célebre baobab Chapman de Botsuana, en el que Livingstone grabó sus iniciales y considerado monumento nacional.

"Estas muertes no fueron causadas por una epidemia", afirman los autores que sugieren que el cambio climático podría afectar la capacidad del baobab para sobrevivir, si bien "serán necesarias otras investigaciones para apoyar o rechazar esta hipótesis".

Pero "la región en la que murieron los milenarios baobabs es una en las que el calentamiento se produce más rápidamente en África", según Patrut.

Los investigadores descubrieron esta situación de "una amplitud sin precedentes" cuando estudiaban estos árboles para entender sus extraordinarias medidas. Para ello, entre 2015 y 2017, examinaron más de 60 baobabs, los mayores existentes y por lo tanto los más viejos.

Recorriendo Zimbabue, Sudáfrica, Namibia, Mozambique, Botsuana y Zambia, recolectaron muestras de diferentes partes de los árboles, con las que pudieron determinar su edad.

"Los baobabs producen periódicamente troncos nuevos, así como otras especies producen ramas", según el estudio. Estos tallos o troncos, a menudo de edades diferentes, se acaban fusionando.
Pero cuando un gran número de tallos muere, el árbol se desmorona. "Antes de empezar nuestras investigaciones, habíamos sido informados de la caída del baobab Grootboom en Namibia, pero creíamos que se trataba de un evento aislado", indicó Patrut.

"La cavidad de un viejo baobab de Zimbabue es tan grande que en ella se puede albergar a casi 40 personas", subraya en su página web el parque nacional Kruger de Sudáfrica.

Durante mucho tiempo, fueron utilizados paralelamente por los exploradores y viajeros para guiarse.

Fuente: AFP

31 octubre 2017

El cambio climático ya afecta nuestra salud


Cambio climático

El cambio climático ya tiene un impacto concreto en nuestra salud, advirtió un informe publicado este martes, que insta a acelerar la transición hacia una sociedad con bajas emisiones de carbono.

Los "síntomas" provocados por el aumento de las temperaturas y la multiplicación de los "acontecimientos climáticos extremos" son "visibles desde hace unos años y su impacto en la salud es peor de lo que pensábamos", señala el estudio publicado en la revista médica británica The Lancet.

Así, entre los años 2000 y el 2016, el número de personas afectadas por las olas de calor aumentó en alrededor de 125 millones, alcanzando un récord de 175 millones de personas expuestas en 2015. Las olas de calor pueden provocar estrés térmico, agravación de insuficiencia cardíaca o una insuficiencia renal debido a deshidratación.

El aumento de las temperaturas también ha generado una caída de un 5,3% en la productividad laboral en las zonas rurales.

Por otra parte, el cambio climático ha aumentado también el campo de acción del mosquito del dengue. Su capacidad de transmisión se ha incrementado en un 9,4% desde 1950 y el número de casos de personas con dengue casi se ha duplicado cada década.

Entre 2000 y 2016, el número de desastres relacionados con el clima (huracanes, inundaciones, sequías...) aumentó en un 46%, apuntan los investigadores.

Aunque no se puede atribuir de forma certera estos fenómenos al cambio climático, su vínculo es "posible", y hay pocas dudas de que en el futuro haya un aumento de la "frecuencia y gravedad" de estos desastres naturales, agregan.

Este informe fue realizado por 24 organismos de investigación y organizaciones internacionales, incluidas la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM).