13 enero 2009

Dos caras de la vida animal al descubierto en Galápagos

Las Islas Galápagos, cuna de la teoría evolucionista de las especies, mostraron las dos caras de la vida animal: mientras un nuevo género de iguanas fue descubierto, la última tortuga gigante de su tipo puede extinguirse al no lograr procrearse a sus 105 años.

Investigadores italianos y ecuatorianos llamaron la atención de la comunidad científica al establecer mediante análisis genéticos que la "iguana rosada" encontrada en 1986 en el volcán Wolf de la isla Isabela (la mayor del archipiélago) "es una nueva especie, diferente a las anteriormente conocidas".

FicLas Islas Galápagos, cuna de la teoría evolucionista de las especies, mostraron las dos caras de la vida animal: mientras un nuevo género de iguanas fue descubierto, la última tortuga gigante de su tipo puede extinguirse al no lograr procrearse a sus 105 años.

"Es de un color rosado intenso, un poco parecido al de los flamencos", dijo Washington Tapia, responsable del estudio por parte del Parque Nacional Galápagos (PNG).

El reptil, de la familia Conolophus, tiene algunas manchas negras especialmente en la cola; carece de espinas en la cresta como las que tienen las "típicas" iguanas terrestres y marinas, y del lomo sale una protuberancia.

Inicialmente se creyó que el color rosado era una despigmetación o una mancha, por lo que en 2001 se inició una investigación -en la que participó la Universidad Tor Vergata de Roma-, afirmó Tapia a AFP.

Los estudios se hicieron sobre 36 iguanas rosadas, que alcanzan una longitud de hasta 1,80 metros entre cabeza y colal, al término de los cuales se comprobó que se trataba de un género único.

"Es sorprendente haber encontrado en el siglo XXI un hallazgo de estas características", dijo Tapia a AFP.

No obstante, hay preocupación porque no han sido encontrados jóvenes reptiles de ese tipo para garantizar su supervivencia en Galápagos (en el Pacífico), donde ya han sido identificadas iguanas terrestres Conolophus Subcristatus y Conolophus Pallidus.

Pero el entusiasmo por el descubrimiento coincide con el desaliento de los científicos porque el "solitario Jorge", la última tortuga gigante de la especie Geochelone Abigdoni en el mundo, no deja crías.

Durante 2008 el quelonio, de 105 años de edad, se apareó por primera vez con dos hembras del tipo Geochelone Becky con las que desde 1993 comparte un encierro en el Centro de Reproducción y Crianza del PNG, las cuales soltaron 16 huevos que en su gran mayoría resultaron infértiles.

Los tres últimos huevos que quedan en las incubadoras deberían eclosionar en enero, aunque las expectativas son mínimas, según fuentes del Parque.

Emblema de las prístinas islas Galápagos (a 1.000 km de la costa de Ecuador y Patrimonio Natural de la Humanidad), el "solitario Jorge" -que puede vivir hasta 200 años- fue localizado en 1972 y desde entonces su inapetencia sexual se había convertido en un enigma.

La falta de interés por aparearse llevó incluso a las autoridades del PNG a contratar a una hembra para que estimulara al huraño "George", como también se lo conoce, y conseguir su semen.

De las 14 especies de tortugas gigantes identificadas en Galápagos ya se extinguieron tres, mientras que apenas hay otra en la isla Aldabra, en el océano Indico.

El archipiélago, que toma el nombre de los quelonios y cuenta con flora y fauna únicas en la Tierra, figura en la lista de los Patrimonios de la Humanidad en riesgo después de ser el primer lugar en recibir ese título por parte de la Unesco hace tres décadas.

El área protegida se extendió en 2001 a la reserva marina.

Trece islas principales y 17 islotes conforman Galápagos, que hace siglos fue convertida por los bucaneros en su "carnicería" ante la presencia de las tortugas gigantes y luego sirvió de laboratorio natural al científico inglés Charles Darwin para su teoría sobre la evolución de las especies.

12 enero 2009

1.200 especies de aves se ven amenazadas

Barcelona. (EFE).- El ritmo al que se pierde biodiversidad en el mundo de las aves se acelera, hasta el punto de que 1.200 especies se encuentran amenazadas de extinción, de las que 190 se enfrentan a una situación crítica, según un amplio informe elaborado por la organización BirdLife International.

El informe, hecho público hoy en el Congreso Mundial de la Naturaleza que se celebra en Barcelona, revela que, a sólo dos años de la fecha fijada por los gobiernos de los Estados para frenar la desaparición de aves, la velocidad con la que se pierde diversidad "está todavía lejos de la desaceleración", lo que hace prever que no se cumplirán los ambiciosos objetivos previstos para 2010.

Dado que el hombre tiene más conocimiento sobre las 9.856 especies de aves que existen que sobre la mayoría del resto de animales y plantas, este dato es preocupante a la hora de evaluar la pérdida global de biodiversidad del planeta, según ha destacado la responsable de BirdLife International y editora del "Estado de Conservación de las Aves del Mundo", Alison Stattersfield.

La Lista Roja de las aves, basada en el número y el estado de las especies amenazadas, muestra que las especies de aves "están avanzando más rápido que nunca hacia la extinción" y que los recursos disponibles para su conservación apenas han aumentado en diez años y no son suficientes para lo que se necesita. Se cree que un total de 153 especies de aves se han extinguido desde 1500, y que en el último trimestre del siglo XX se perdieron ya 18 especies, mientras que otras tres han desaparecido desde el año 2000.

En global, algo más de 1.200 especies de aves están amenazadas, con poblaciones o áreas de distribución pequeñas y en disminución. De ellas, 190 están en peligro crítico. Las aves marinas y de Oceanía están, en promedio, más amenazadas, mientras que las asiáticas muestran un marcado declive relacionado con la destrucción de sus bosques.

La pérdida de bosques, la agricultura, la sobreexplotación y el desarrollo de las infraestructuras, además de la contaminación, son los principales causantes de esta situación.

El 45% de las casi 10.000 especies de aves que existen son utilizadas por el ser humano, y más de un tercio sirven de mascotas, mientras que una de cada siete especies es cazada para servir de alimento.

El estudio apunta que entre 500.000 y mil millones de individuos cazan aves por deporte o por alimentación cada año, sólo en Europa. Pese a esta situación crítica, un total de 16 especies de aves han conseguido evitar la extinción en los últimos años gracias a campañas de conservación, y otras 18 han podido ser clasificadas en categorías de menor peligro.

Cambio climático: ¿Responsable de la extinción de sapos y ranas?

El Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) estudia la incidencia de los altibajos de la temperatura en la aparición del hongo causante de una enfermedad infecciosa que ha puesto en peligro la supervivencia de estos vertebrados

La piel desnuda y húmeda de los anfibios, como las ranas, los sapos y las salamandras, no está hecha solamente para protegerlos de las amenazas del entorno ni servir de mediador con el resto de la fauna silvestre. Es su principal canal de respiración, hidratación y regulación de temperatura corporal, lo que a su vez los convierte en rápidos hospederos de un hongo letal para muchos de los de su clase taxonómica: el Batrachochrytium dendrobatidis.

Al alojarse en la epidermis de estos vertebrados semi-terrestres, el hongo puede desencadenar una enfermedad altamente contagiosa, la quitridiomicosis cutánea, que sin afectar los órganos internos de los espécimenes es capaz de producirles la muerte.

El hongo fue descrito por primera vez a finales de los años ochenta en un ejemplar de la rana Dendrobates azurea y en otros animales en Costa Rica, siendo el primer caso de un miembro del grupo fungi Phylum chytridiomycota asociado a vertebrados y específico para anfibios. Todos los hongos pertenecientes a este Phylum descritos anteriormente por la comunidad científica estaban relacionados únicamente con invertebrados y plantas.

¿Por qué el hongo dejó de ser inofensivo y comenzó a enfermar a estos animales con columna vertebral?

Para dilucidar este tipo de interrogantes, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) estudia la incidencia de los altibajos de la temperatura ocasionados por el cambio climático sobre la incidencia del hongo y su relación con la desaparición de anfibios alrededor del mundo.

Según la doctora Margarita Lampo, investigadora del Laboratorio de Ecología y Genética de Poblaciones del Centro de Ecología del IVIC, a finales de los años ochenta y comienzos de los noventa desaparecieron casi todas las poblaciones de ranas arlequines del género Atelopus que se encuentran en Venezuela. De las 18 especies de anfibios en peligro crítico de extinción, nueve son ranas arlequines que habitan en la Cordillera de Mérida y la Cordillera de La Costa. Este genero "parece ser muy vulnerable al hongo y existe evidencia que sugiere que las disminuciones ocurridas en los años ochenta de al menos cuatro especies de sapitos arlequines, pudieron haber estado asociadas a una epidemia causada por este hongo" dijo.

Para determinar epidemias ocurridas en el pasado, la única fuente de información son muestras de tejido de los ejemplares depositados en los museos "y encontramos una prevalencia alta del hongo justo en los años que antecedieron a las disminuciones poblacionales. Es posible que el hongo no estuviera presente antes, o los niveles de infección eran tan bajos que no eran detectables en las pocas muestras de museo disponibles" explicó la especialista.

Influencia del cambio climático


Varias hipótesis intentan explicar el origen del B. dendrobatidis. Una de ellas sugiere que el hongo ya existía en niveles no detectables, pero como consecuencia del comercio internacional se ha dispersado rápidamente por el mundo entero y ha puesto en peligro la supervivencia de los anfibios como especie, bien sea porque éstos se han hecho más vulnerables a su nocividad o porque las condiciones de crecimiento del hongo han mejorado.

Hay indicios que apoyan esta postura, como la poca variabilidad genética entre las cepas provenientes de distintos continentes. "Pareciera que no es un hongo que tiene años evolucionando de forma independiente en localidades aisladas geográficamente, sino que probablemente su evolución ocurrió en algún sitio y se dispersó recientemente a otras partes" dijo la doctora Lampo.

Otras hipótesis sugieren que eventos climáticos recientes pudieran haber exacerbado el efecto del hongo sobre las ranas en regiones montañosas, poniendo en peligro a varias especies. Pero, ¿cómo se relaciona el efecto del hongo con el cambio climático?

Según la investigadora, las altas temperaturas (por encima de 28 grados centígrados) inhiben el crecimiento del hongo. "Si calientas mucho el ambiente, incluso en cultivos in vitro, el hongo deja de crecer" acotó. Pero si la temperatura promedio del planeta está incrementando ¿por qué el hongo tiene un efecto mayor?

Lo que sucede es que el aumento en la temperatura promedio del planeta trae consigo el incremento de la nubosidad y precipitaciones en las zonas montañosasde allí que haya habido "una disminución en las temperaturas máximas y un aumento en las mínimas, es decir, el coeficiente de variación se ha estrechado. Esta contracción del intervalo de variación de la temperatura en zonas montañosas ha situado a los máximos y mínimos dentro del intervalo óptimo de crecimiento del hongo, lo que probablemente esté favoreciendo su reproducción en regiones montañosas" señaló.

En áreas de baja altitud la situación es diferente y así quedó demostrado con el reciente descubrimiento de dos poblaciones de Atelopus cruciger en la Cordillera de la Costa, estado Aragua, especie que había desaparecido con la epidemia de los años ochenta y que ahora reaparece en tierras bajas, donde el anfibio puede sobrevivir debido a que el hongo no crece óptimamente.

También se cree que el estrés fisiológico producido por algunos escenarios climáticos -por ejemplo, sequías extremas- pudiera exacerbar la vulnerabilidad de las ranas ante la enfermedad.

"En colaboración con la Fundación La Salle de Ciencias Naturales y el Museo del Instituto de Zoología Agrícola Francisco Fernández Yépez, estamos censando mensualmente una de las dos poblaciones conocidas de A. cruciger en la Cordillera de la Costa para determinar su abundancia. También tomamos con hisopos muestras de la capa más superficial de la piel que se desprende para detectar el hongo y cuantificar los niveles de infección" explicó.

Para ello, se extrae ácido dexorribonucleico (ADN) a través de una técnica de biología molecular conocida por sus siglas en inglés como PCR (Polymerase Chain Reaction, que traduce Reacción en Cadena de Polimerasa), que permite amplificar de la piel de las ranas infectadas, secuencias de ADN propias del hongo. "Hasta ahora, sólo un porcentaje muy bajo de ranas de esta población está infectado y los niveles de infección son bajos", agrega la especialista.

"Si no hacemos nada por tratar de preservar a estas especies, pues serán ocho especies que tendremos que eliminar de la diversidad mundial si ocurre una epidemia como la de los años ochenta. Hay una cura para el hongo, pero sólo puede colocarse a un animal en cautiverio, no hay nada diseñado para practicar en el ambiente. La única manera de tratar a los anfibios es trayéndolos a cautiverio y curándolos" finalizó.

La rana toro como factor infeccioso

Otro factor que pudiera incidir en la dispersión y mantenimiento del hongo B. dendrobatidis entre los anfibios es la presencia de la Lithobates catesbeiana, mejor conocida como rana toro, especie originaria de Norteamérica (Estados Unidos, Canadá y México) que fue introducida recientemente en la Cordillera de Mérida. Esta rana se caracteriza por ser portador del hongo. Según Lampo "casi todas las ranas toro están infectadas. Los animales tienen una carga parasitaria bastante elevada comparada con otras especies y sin embargo, no sufren ninguno de los síntomas ni signos clínicos de la enfermedad, la portan pero no la padecen. Además, es una especie que se está dispersando por la Cordillera de Mérida y comparte su hábitat con una especie endémica en peligro de extinción que ya está infectada".

05 enero 2009

Los Corales de Australia Frenan su Crecimiento


Los mayores corales de La Gran Barrera de Arrecifes de Australia, la más grande del mundo, están creciendo hasta un 14% menos que en 1990, aseguran los científicos de ese país, que señalan como culpables a los efectos del cambio climático. La combinación del aumento de la temperatura superficial con la acidificación del agua del mar sería la causa de que la calcificación de los corales haya disminuido gradualmente, llegando esta disminución a alcanzar un 1,5% anual desde 2005. Si se mantuviera esta tendencia, los corales dejarían de crecer totalmente en 2050.



Sin embargo, no todos los científicos están de acuerdo en que la acidificación influya en este fenómeno. En experimentos en laboratorio, una mayor acidez del agua no ha retrasado el crecimiento de corales. El aumento de la temperatura y otros factores medioambientales todavía desconocidos son la causa más probable de esta preocupante disminución.

"Los datos sugieren que este declive súbito y grave en la calcificación de los porites no ha tenido parangón en los últimos 400 años", ha explicado Glenn Death, el científico que ha dirigido el trabajo en el Instituto Australiano de Ciencias Marinas.

Los porites son unos corales muy grandes y robustos, de larga vida, básicos para el mantenimiento de un arrecife, cuya forma de crecimiento es similar al de los troncos de los árboles. Las bandas que se observan al rebanarlos permiten saber cuánto han crecido cada año. Al estudiar el crecimiento de 328 colonias de este tipo de corales en el Gran Arrecife de Australia, a partir de muestras de hasta 436 años de edad tomadas en años distintos, los científicos han hallado que desde 1990 estas colonias animales depositan menos calcio en sus esqueletos. Sin embargo, el ritmo de crecimiento aumentó en un 5,4% entre 1900 y 1970.

Los arrecifes de coral crean sus esqueletos a partir de sustancias disueltas en el agua. Cuando aumenta la cantidad de dióxido de carbono presente en la atmósfera, los cambios químicos resultantes en el agua del mar pueden reducir la capacidad de los corales de formar el esqueleto. "Es muy preocupante que ya sean evidentes estos cambios, cuando sólo se han observado efectos modestos del cambio climático en el ecosistema de arrecifes de coral más protegido y mejor manejado del mundo", ha señalado Janice Lough, que ha participado en el estudio, publicado en la revista Science.

La Gran Barrera australiana se extiende a lo largo de 2.300 kilómetros en la costa noreste del continente. Un tercio de su superficie tiene el grado más alto de protección. Los corales son el sostén del arrecife. "Los esqueletos de los corales son el núcleo de los ecosistemas de arrecifes. Su gran complejidad ofrece un hábitat para miles de especies de plantas y animales asociadas", explican estos científicos.

01 enero 2009

El año 2009 estará entre los cinco más cálidos desde 1850


(EFE).- El año 2009 estará entre los cinco más cálidos de los que se tiene registro histórico, según predijeron hoy científicos del Met Office (la oficina meteorológica del Reino Unido) y de la Universidad de East Anglia (Norwich).

La predicción dice que la temperatura media en el planeta en 2009 se situará en 14,44 grados centígrados, 0,44 grados por encima de la media oficial registrada desde la década de los años 60.

Con los termómetros en ese nivel, el año entrante se convertirá en el más cálido desde 2005 y confirmará, según los meteorólogos, el lento pero constante aumento de las temperaturas en el planeta.

Los registros sobre los que se establece la temperatura media comenzaron en 1850 y muestran que 10 de los años más calurosos en el último siglo y medio corresponden al periodo 1997-2008.

El récord lo ostenta por ahora 1998, en el que la temperatura media alcanzó los 14,52 grados, en un año en el que "El Niño", el fenómeno meteorológico cíclico que calienta las aguas del océano Pacífico y aumenta la temperatura en tierra, fue muy virulento.

También se ha constatado que la temperatura del planeta se ha incrementado entre 2000 y 2008 en 0,2 grados con respecto a la década de los años 90, según destacó el profesor Phil Jones director de la unidad de investigación climática de la Universidad de East Anglia en un comunicado difundido hoy por el Met Office.

Los investigadores afirmaron que los termómetros no subirán más allá de esos 0,44 grados con respecto a la media en 2009 gracias a la influencia "refrescante" de "La Niña", que en contraposición a "El Niño" contribuirá a moderar la subida de las temperaturas.

Pero tras 2009, los científicos esperan que se superen los niveles actuales de temperaturas máximas.

"Es muy probable que se produzca un calentamiento aún mayor hasta niveles récord en cuanto se desarrolle un nuevo 'El Niño'", dijo el profesor Chris Folland, meteorólogo del Met Office.

En cuanto a 2008, el Met Office y la Universidad de East Anglia, instituciones responsables de los registros de la temperatura mundial en nombre de la Organización Meteorológica Mundial (OMC), afirmaron que termina en décima posición entre los años más cálidos.

Estos investigadores no dudan acerca de la influencia humana en el incremento de las temperaturas a causa de la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero, que, en palabras del profesor Peter Stott, del Met Office, "han incrementado enormemente la posibilidad de que tengamos años tan cálidos como estos".

"Está demostrado que las temperaturas son hoy en día 0,7 grados más altas de lo que lo serían si los humanos no estuviéramos alterando el clima", argumentó Stott.

"A causa del cambio climático, lo que hace un tiempo hubiera sido un año excepcionalmente inusual se ha convertido ahora en algo bastante normal. Sin la influencia humana sobre el cambio climático, las posibilidades de ver un año tan cálido como 2008 serían 50 veces menor", añadió el meteorólogo.

Desde que estas dos instituciones comenzaron a predecir la temperatura media de la Tierra en 2000, el margen de error máximo ha sido de 0,06 grados centígrados. EFE

31 diciembre 2008

Estudios al mar pueden ayudar a pronósticos de cambio climático

SINGAPUR (Reuters) - Un equipo de científicos ha elaborado una nueva definición de agua de mar que mejorará las proyecciones para los océanos y el clima.

Los océanos ayudan a regular el clima del planeta al llevar el calor desde el ecuador a los polos. Los cambios en la salinidad y la temperatura son fuerzas primordiales para el impulso de las corrientes mundiales, así como para los patrones de circulación desde la superficie al lecho marino.

El entender cuánto calor puede absorber exactamente el océano y registrar las leves diferencias de salinidad es crucial para que los científicos descifren cómo los mares afectan al clima y cómo podría cambiar esa interacción debido al cambio climático.

"El conocer estas circulaciones de forma correcta es clave para la tarea de cuantificar el papel del océano en el cambio climático", dijo Trevor McDougall de la Organización de Investigación Industrial y Científica de la Commonwealth (CSIRO, por su sigla en inglés), un organismo respaldado por el Gobierno de Australia.

McDougall es parte de un equipo internacional que actualizó los métodos para definir el agua de mar.

Dijo que la nueva definición permite por primera vez calcular con precisión el calor del océano y evaluar las pequeñas diferencias de salinidad. Métodos anteriores asumían que la composición del agua marina era la misma en todo el mundo.

El agua de mar es una mezcla de 96,5 por ciento agua pura y el resto está integrado por sales, gases disueltos y otras materias. McDougall dijo que los datos de cerca de 1.000 muestras de agua marina mostraban variaciones en todo el mundo.

Había pequeñas pero importantes diferencias en la composición del agua de mar entre el Pacífico Norte y el Atlántico Norte, por ejemplo.

"Lo hicimos bien durante cerca de 30 años sin estudiar con más profundidad de qué está compuesta el agua marina", dijo McDougall, desde el buque insignia del CSIRO desde Hobart, en el sureño estado australiano de Tasmania.

Sin embargo, modelos de computadora más complejos y la mayor demanda por proyectar cómo se comportarán el clima y los océanos en un mundo más cálido significa que se necesitan datos más precisos.

McDougall dijo que la salinidad afecta la densidad del agua y los cambios en la densidad ayudan a impulsar los enormes patrones de circulación vertical del océano.

"El agua se hunde hasta el fondo y sube hasta la superficie en una circulación muy lenta que corresponde a cerca de la mitad del calor que el mundo necesita llevar desde el ecuador a los polos", dijo.

La circulación constante del calor por los océanos y la atmósfera mantiene al planeta como un lugar habitable.

"Lo que estamos haciendo es brindar una forma más precisa de estimar esa circulación", afirmó.

McDougall preside la Comisión Científica sobre Investigación de Océanos, un organismo de consulta mundial, y dijo que esperaba que los nuevos métodos sean formalmente respaldados por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental en una reunión en junio del próximo año.

(Editado en español por Ricardo Figueroa)

29 diciembre 2008

Equipo de Obama impulsará agenda sobre cambio climático

WASHINGTON (Reuters) - El nuevo "equipo ecológico soñado" del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, está comprometido en la lucha contra el cambio climático y listo para impulsar grandes reformas políticas, en un alto contraste con el Gobierno de George W. Bush, dijeron el lunes activistas del medio ambiente.

"Si este equipo no puede avanzar en una política nacional fuerte acerca del calentamiento global, entonces nadie puede", opinó Kevin Knobloch, presidente de un grupo de científicos activistas, refiriéndose a las designaciones de Obama para los cargos de energía y medioambiente en su Gobierno.

"Este calibre de científicos en cualquier administración sería una gran noticia", explicó Knobloch el lunes por vía telefónica.

"Pero en contraste con ocho años de la administración de Bush, donde las nominaciones políticas pasaban por sobre la ciencia en un terrible costo para la verdad, destacan aún más", agregó.

La semana pasada, Obama escogió al Nobel de física Stephen Chu, para encabezar el Departamento de Energía y al ex abogado de medioambiente y senador estadounidense Ken Salazar como secretario de Interior.

También nombró a la ex jefa de medioambiente de Nueva Jersey, Lisa Jackson, para guiar a la agencia estadounidense de protección medioambiental y a Nancy Sutley, vice alcaldesa de Los Angeles, para liderar el consejo de la Casa Blanca sobre Calidad Medio Ambiental.

El presidente electo escogió a Carol Browner, quien encabezó la Agencia de Protección Ambiental durante la administración de Bill Clinton para tomar una nueva posición en la Casa Blanca coordinando las políticas de energía, medioambiente y cambio climático.

Como consejero científico, Obama designó a John Holdren, un experto en cambio climático de la Universidad de Harvard.